jueves, 30 de noviembre de 2006

18 de noviembre de 2006
La psicología de la rebaja (según San Xoconostle)
¡Nuevamente fui víctima de las ofertas! Es por eso que he decidido compartir con ustedes este fragmento de una novela que me gusta mucho (por eso y porque no se me ocurre nada para escribir).Los dejo, por hoy... By the way… lean el libro.
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La psicología de la rebaja es sencilla. Si te ofrecen un bien, digamos, unos jeans a dos terceras partes de su valor, lo aceptas con gusto. O por lo menos te pones a pensar. A pensar en serio. Te están diciendo que, lo necesites o no, es una oportunidad. Es un bien completo, un bien entero, una unidad. No te están vendiendo pedazos, aunque podrían hacerlo. Te están diciendo que si te ofrecieran un pastel de diez rebanadas (generosas) con un 30% de descuento, podrían dártelo con sólo siete (vaya, ésa es una simple cuestión matemática), pero no, la buena voluntad del judío dueño del establecimiento ha decidido que te dará las diez rebanadas al precio de siete. Ahora bien, ¿necesitas realmente esas putas siete rebanadas? La respuesta obvia es un rotundo no, pero la más justa sería que sólo en tres de cada diez ocasiones, únicamente en un 30% de las veces que vas a un mol y te topas con un producto en descuento lo necesitas. Eso sólo incrementa tu hambre por poseerlo: piensas que estás en la zona del 30%, en una de esas tres de cada diez chances en las que puedes llevarte un producto que te costará sólo el 70% de su valor.
[Tomado de Ruy Xoconostle. Pixie en los suburbios. México, Joaquín Mortiz, 2001. Págs. 25-26.]
19 de noviembre de 2006
Corrido de luto
Lo que rifa es ser narco, jefecita. Cuando sea más grandecito va a ver que d’esto vamos a vivir muy bien. Ya le toco suerte. Traigo estos 500 pesitos de ganancia de tantita mota que vendí. La ley ni cuenta se dio. Es que me ven muy chiquito y por eso no me hacen nada. Es como al principio que me dio miedo y que luego luego de un ratito se me pasó... ¿Se imagina que de grandes téngamos mucho dinero para venir a ayudar al barrio, mamacita? ¿Se imagina? El respeto que nos van a tener. Ahorita ni se fijan en nosotros porque somos los más jodidos de por aquí, pero al rato... ¡Cuando nos vean en la troca, amá! Así como dice la canción. O también como pasa en el pueblito de junto. Uno de los de ahí se fue a mercar mota y pa’ pronto regresó en su camionetota con juguetes pa’ todos los niños. Y lo abrazaban y le daban besos. Las señoras de a rápido se iban con este señor y se le ponían muy pegaditas, así como se le ponía uste’ al difunto.
Lo único que me asusta son los que llegaron con un recado para mí. Me dijeron que me cuidara mucho si pensaba seguir en esto. ¿Y si nos vamos para otro lado? Agarramos uno d’esos terrenitos de afuerita del pueblo y nos vamos p’allá. ¿Qué piensa, jefecita, que no me ha dicho nada? ¿Amá? ¿Está bien?...
20 de noviembre de 2006
El gran truco

Me llama la atención que en cartelera se anuncien dos películas que hacen referencia al mundo de los magos. La primera de ellas, en orden de aparición, es El ilusionista, desarrollada, según tengo entendido, en la Viena de principios de siglo XX. Ni duda cabe que esta ciudad fue el caldo de cultivo de todo lo que se vivió a lo largo de la primera mitad de dicha centuria. Simplemente fue la cuna de Freud (padre del psicoanálisis), Hitler (¿padre de la segunda guerra o estandarte de una ideología imperante en la época?), Musil (gran literato, léase el ensayo que escribió Juan García Ponce: La errancia sin fin), Loos (arquitecto), entre muchos otros.
Es Viena, ciudad, para bien o para mal, romántica, llena de nacionalismos absurdos y de ideales modernos, el escenario perfecto para lo que he escuchado de dicha cinta: la oposición entre la fantasía del pasado y el avance hacia un mundo moderno. Se me antoja también el escenario ideal para una película romántica como me lo han hecho saber, y créanme que cuando la vea les hablaré de ella para dar mis críticas (si es que no se me olvida o me da hueva, responde mi espíritu Infrahuevón).
La segunda cinta de este ciclo mágico es El gran truco, filmada por Christopher Nolan y con estelares de Huge Hackman, Cristian Bale, Michael Cane, Scarlett Johanson y David Bowie. La acción se desarrolla en Inglaterra y desde el comienzo se nos presenta una trama detectivesca de suspenso. Es obligación del espectador amarrar los cabos sueltos que van quedando, pero en verdad es una película que vale la pena. A destacar la actuación de Bowie (como siempre) en un papel secundario que le queda excelente y la intriga y competencia que se desarrolla entre los personajes de Hackman y Bale.
Por cierto, cuando salí del cine, acompañado de cierta personita linda que sabe que la quiero mucho, recordé una novela del sabio César López Cuadras. Su título es Cástulo Bojórquez y maneja a la perfección los recursos de las rupturas temporales y la multiplicidad de personajes, similar a lo que ocurre en El gran truco. Y eso es todo, amigos.
23 de noviembre de 2006
La nación chiva

Uno de los pasatiempos aparentemente más intrascendentes en la vida del hombre puede ser observar televisión. Digo en apariencia porque existen personas que viven de dicha actividad y no a la manera de la Chapoy y otros miembros de la galería del horror que la misma industria ha creado para mantenerse vigente. Cuestiones metatelevisivas.
Retomando a la gente que realmente critica a los medios, encontramos, entre otros, a Fátima Fernández Chritlieb, Álvaro Cueva, John B. Thompson, Pierre Bourdieu, Giovanni Sartori y más. Sin tratar de ser émulo de ellos, que llevan años señalando los vicios y virtudes de la caja idiota, he de comentar lo que hoy noté en la voz Wonder de Enrique Garay.
Apuntaba tan insigne comentarista que la nación chiva estaba de fiesta por el resultado obtenido frente al Cruz Azul. Sin embargo, en ese instante, más que preocuparme por la nación chiva, mostré alarma ante la situación de la nación mexicana. Retomando uno de los conceptos del señor Edmond Cros, caí en la cuenta de que los aparatos ideológicos de estado (en este caso la televisión) siguen desviando la atención de cuestiones más importantes como Oaxaca o la (posiblemente violenta) toma de posesión de Felipillo Caderón.
No me extraña que equipos como Chivas o América estén obteniendo sendas victorias en sus duelos de liguilla, pues con esto la gente se mantiene alejada de cuestiones realmente trascendentes para el futuro del país. Digamos que está ocurriendo el fenómeno Cuna de lobos: cerca de la debacle, se instaura un distractor lo suficientemente fuerte como para llamar la atención de la mitad más uno que se vuelven mayoría y chínguense los pocos que sí estaban atentos.
Tampoco me extrañará que los que sigan atentos la recta final del campeonato mexicano de fútbol a través de su televisor, se vean a sí mismos sorprendidos ante una eventual devaluación del peso. Por eso siempre terminamos con el culo viendo al aire...
14 de noviembre de 2006
Infrahuevonismo
Capítulo VI.- En el cual se insiste que la narrativa rifa sobre la poesía y se crítica el efecto Broncolín con una serie de ejemplos prácticos
Es digno de nuestra admiración notar que ahora los poetas se fabrican en grandes tirajes con las mismas características. Por supuesto que no es bueno generalizar, porque existen las gratas excepciones que confirman que la poesía aún vale la pena. No los menciono porque este espacio no es una pasarela literaria y para que aquellos cuyos nombres no aparezcan en este listado no se sientan ofendidos. Poetas susceptibles.
La intención de este capítulo, de otros anteriores y puede que también de algunos posteriores, aclara tan insigne redactor, es deshacer a la poesía para de esta forma enaltecer a la narrativa por sobre todas las cosas. Recordar en este momento que el Infrahuevón narra antes que pintar, fotografiar, performansear o enumerar, como a manera de burla he hecho todo lo anterior a lo largo de toda esta historia.
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El insigne Broncolín sigue haciendo mella en las nuevas generaciones. Nos invade cual cáncer, contaminando las letras con textos que inician con una abusiva repetición de palabras (igual y no son tantas pero me encanta la hipérbole) como se cita en este ejemplo:
Sólo, sólo, sólo...
Veamos este otro:
Pasos, pasos, pasos...
Pasos sobre la azotea,
Azotea que cubre mis pasiones...
Ad nauseum.
Otro desperfecto de esta triste manera de escribir poesía es la repetición de la misma metáfora malograda durante muchos versos. Esto hace que el poema se parezca a la lista del supermercado o la receta antes citada del dichoso Broncolín y se vuelva tan mundano como mis pelotas. Citaré, al igual que mi amigo Roberto Visantz, a otro miembro de la cofradía repetitiva:
terciopelo de uvas
felina de ojos libremente verdes
fiera de mirada tierna y amenazante
dulce ebria a un lado de la cama
con una botella en la boca
y los ojos de odio de ola retenidos
triste asueto
feliz chiquilla y loca amante
bailarina de tap que nunca cultivó
el movimiento
pero sí la sonrisa y el alma
jugadora de billar de los cielos
toxicómana celestial
suicida de las causas y los ríos
[Marco Antonio Gabriel. Antes de Dormir. Núm. 4. Septiembre, 2005. Pág. 5.]
Las malas figuras son también parte de esta poesía. Me remito al siguiente verso, recordado más que nada por la profundidad que lo inspiró:
Escrito con ese de sabroso...
Y este otro, igualmente digno del Archivo General de la Nación (o sea, la basura):
Llueve, ¡Chispas! Relampaguea ¡Rayos! [Blanca Lucía Batís Torres]
Arreola dijo alguna vez que la poesía perfecta no existe. Haciendo un etílico símil, comentó que en todo caso, la obra perfecta se da en la mente del escritor, pero que una vez hecho el escrito puede alcanzar, cual alcohol de caña, un nivel de 96°. Para nuestra mala suerte tenemos la desventaja de vivir en estos tiempos de poesía adulterada y rebajada que nunca alcanzará el propósito lúdico de jugar con el lenguaje. Por eso estamos como estamos.
15 de noviembre de 2006
Infrahuevonismo
Capítulo VII.- De la misión de difundir este manifiesto y otros sucesos dignos de ser mencionados
La historia del Infrahuevonismo bien podría semejarse a la de los evangelios. De hecho no distamos mucho de ser una asociación religiosa. Para ser Infrahuevón se requiere de un acto de fe y la suficiente lucidez como para aceptar las condiciones que se exigen vía la buena voluntad de sus asociados.
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Yo platico con Dios. Lo nombro de diferentes maneras que significan lo mismo: Alá, Yahvé, Elohim, Krishna, Etcétera. Su misión de Dios Padre es supervisar que todo salga de acuerdo a su Plan Universal. Roberto Visantz, Dios Hijo, es el Infrahuevón que todos llevamos dentro. Mientras él habla y habla y sigue y sigue y dura más que los demás, sus evangelistas se dedican a transcribir sus enseñanzas intercalando datos que a ellos les parecen pertinentes.
La misión de todo Infrahuevonista es salir a recitar la palabra del señor acompañado únicamente de sus textos. Parafraseando a Marcos, el guerrillero, no el evangelista: Hermanos y hermanas de otras razas y otras lenguas: aquel a cuya mano se acerque este manifiesto que lo haga pasar a todos los hombres de esos pueblos...

viernes, 10 de noviembre de 2006

3 de noviembre de 2006
¡Necesitamos tu cariño!
Lector: no se espante. Esto que usted atiende no quiere decir que una de mis múltiples personalidades haya tomado el control sobre la persona que escribe. Al contrario. Estoy más cuerdo y lúcido en estos días que cuando compro estupideces a granel por módicos precios. De lo que hoy quiero hablar, o escribir en todo caso, es sobre los cajeros que piden amor.
Hace no muchas horas caminaba por avenida Juárez, cuando recordé que por ahí queda un Banamex, el cual serviría para ayudarme a realizar mis más bajos propósitos: depositar dinero, acto que probablemente dé para pensar que sigo en mi etapa anal. Como no pienso complacer a los psicoanalistas, en realidad no me disponía a guardar mis ahorros, sino los de la Vaca Rumiante.
Justo al momento de pasar frente a los cajeros automáticos vi que en sus pantallas parpadeaba la leyenda que encabeza la reflexión de este día. Alarmado ante esta situación, decidí correr y abrazar a cada uno de los cajeros, demostrándoles de esta forma lo preocupado que me encontraba por su situación. Para desgracia del último aparato, el guardia que custodiaba la seguridad de las instalaciones me impidió hacerle manifiesto mi cariño, que era lo que más necesitaba dicha máquina.
Tuve que huir del lugar. Era eso o arriesgarme a ser transladado sin escalas al psiquiátrico San Juan de Dios por conducta lasciva con aparatos eléctricos. Ya de regreso sobre mis pasos, me pregunté si el mundo estaba tan falto de amor que hasta las máquinas lo pedían a gritos. Pasé a otros bancos de la zona y nada. Los cajeros funcionaban perfectamente e incluso ofrecían sus servicios con pantallas en donde se leía: “Bienvenido, estamos para servirle”. Quedé sorprendido.
Intrigado, resolví asomarme a otro Banamex para saber si los usuarios trataban mal a los ATM, nombre que suele dárseles a estos aparatejos. No descubrí maltrato alguno, aunque estos seguían firmes en su postura. Me acerqué a uno de ellos y me dijo: “Bienvenido / Welcome”. “Son bilingües” me dije a mí mismo mientras mi tarjeta penetraba la ranura destinada para ello. “Necesitamos tu cariño” dijo la máquina mientras aparecía en su pantalla el logotipo del Teletón exigiéndome dinero. Salí de ahí abrumado, no sin antes tacharla de puta y manipuladora...
4 de noviembre de 2006
Según Derrida, Cortázar deconstruido
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera [...] y entonces jugamos al cíclope... (Cortázar)
Toco tu culo, con un dedo toco el borde de tu culo, voy dibujándolo como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu culo se entreabriera [...] y entonces jugamos al cíclope... (Un amigo de Omar)
Toco tu mula, con un dedo toco el centro de tu mula, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu mula se acostara [...] y entonces jugamos chicha chicha... (Infrahuevones)
Toco tu ojo, con un dedo toco el borde de tu ojo, voy dibujándolo como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu ojo se entreabriera [...] y entonces te sientas sobre leche... (Bataille)
Toco tu rayuela, con un dedo toco el borde de tu rayuela, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu rayuela se entreabriera [...] y entonces jugamos bebeleche... (Cortázar mexicanizado).
Toco tu fe, con un dedo toco el borde de tu fe, voy dibujándola como si saliera del poder de mi mano, como si por primera vez tu fe se entreabriera [...] y entonces jugamos al engaño... (La Santa Madre Iglesia).
Toco tu miedo, con un dedo toco el borde de tu miedo, voy dibujándolo como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu miedo se entreabriera [...] y entonces jugamos al suspenso... (Alfred Hitchcock).
Toco tu dedo, con otro dedo toco el borde de tu Ídem, voy dibujándolo como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu dedo me señalara [...] y entonces jugamos a la creación... (Miguel Ángel, quien para efectos prácticos es Dios).
5 de noviembre de 2006
¡Lo logró!
Dicen por ahí que mi único pecado es ponerle atención a la carrera musical de Julieta Venegas. Como no oigo, no oigo, soy de palo y tengo orejas de pescado, me importa un vil rábano. Ayer fui a verla al Teatro Diana y disfruté lo que a mi parecer es el mejor concierto que ha dado en Guadalajara.
Y es que sin contar las presentaciones que ha tenido en conciertos organizados por estaciones radiofónicas, y los de la gira de su primer disco, he asistido a cada uno de los conciertos que ha dado en la ciudad. Como bono, puedo decir que la vi en el Vive Latino 2000.
Su set se basó más que nada en el nuevo disco que venía a presentar: Limón y sal. También recurrió mucho al trabajo por el cual muchos la consideran una vendida (aunque ella sigue exigiendo su dinero, como afirmó en una entrevista que dio a La mosca) y que a pesar de todo me parece uno de los discos fundamentales del pop mexicano. es un disco que recorre desde las norteñas hasta el funk, y si muchos lo tachan de fresa es porque en realidad no lo han escuchado.
Era claro que iba a dejar algunas canciones de sus primeros discos de lado, y a pesar de interpretar los clásicos “De mis pasos” o “Sería feliz”, brilló por su ausencia “Cómo sé”, canción que escucho mientras escribo esta humilde opinión. Otra que la audiencia pedía a gritos fue “El listón de tu pelo”, ausencia que compensó con dos temas que no eran tan comunes en sus conciertos y que demuestran que la Venegas se preocupa por la situación actual del mundo y de México. Me refiero a la musicalización del poema de Neruda “A callarse” y a “La jaula de oro” de Los tigres del norte, canciones que fueron acompañadas por sendos comentarios que planeaban hacer conciencia en un público que prefirió pedir canciones que escucharla.
Sin embargo, el mayor logro de Julieta fue poner de pie a un escenario (¡lleno!) que suele ser un tanto apático con los cantantes que presenta. Bebel Gilberto o Cerati, por ejemplo, sufrieron para levantar de sus asientos a sus seguidores, a pesar de los constantes esfuerzos que hicieron.
P. D. Julieta: sé que muy difícilmente leerás esta petición, pero para la próxima no olvides estos fundamentales tuyos: “Cómo sé”, “Hoy no quiero”, “El listón de tu pelo” y “El triste”. Y si puedes cumplir con mi capricho de escuchar “Sueño de sombras” seguro así, sería feliz...
7 de noviembre de 2006
Canciones (cursis) para los amores (casi) imposibles
“Por un malnacido” (Enrique Búnbury) Lo que tengas que hacer yo te espero, que mi amor hacia ti sigue entero, y cuando quieras aquí seguiré...
“Voces de tango” (Mauricio Aznar) Temo que al oscurecer vuelva a recordar que sin ti esperar es matar el fuego que por ti tengo en mi pecho...
“Agua” (Pau Donés) Cómo quieres ser mi amiga si por ti daría la vida, si confundo tu sonrisa por camelo si me miras...
“Si no te tengo a ti” (David Summers) Yo no tengo a nadie sobre quien escribir, nadie que se enfade y nadie con quien discutir. No tengo a nadie con quien intentar sobrevivir, no tengo con quien bailar descalzos por Madrid...
“Voy a perder la cabeza por tu amor” (Manuel Alejandro) Y te quiero y quiero de esta forma loca que te estoy queriendo; yo no soy la roca que golpea las olas soy de carne y hueso...
“Crimen” (Gustavo Cerati) La espera me agotó, no sé nada de vos, dejaste tanto en mí...
“Stand by my woman” (Lenny Kravitz) I’m gonna stand by my woman now. ‘Cause I can’t live my live alone, without a hope…
“Regrésame a Júpiter” (Paco Huidobro) Y es que hace tiempo que no tengo a nadie y en este pueblo se me acaba el aire, mezclando químicos espero que aparezcas tú...
“Responde” (José Fors) Cuando acabado estoy a ella siempre voy y responde...
“A ti” (Joe Dassin/ Delanoe/ Baudlot) Tu y yo que somos dos y somos un millón, somos reproches, somos el perdón, somos la guerra, somos paz, por ti, por mí por los demás...
“Porque yo te amo” (Sandro/ O. Anderle) En ti ha de concluir el drama singular que existe entre los dos tratando simular tan sólo una amistad, mientras en realidad se agita la pasión que envuelve al corazón y que lo obliga a callar. Yo te amo...
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Vaya, que podría seguir así toda la noche, tía, pero venga, que se hace tarde y es mejor descansar un poco ¿Vale?
8 de noviembre de 2006
De enfermedades y despojos
El despojo soy yo. Así se titula uno de los cuentos del tapatío por accidente Eusebio Ruvalcaba. Y sin que eso importe, sigo pensando que el despojo soy yo. A mí ya no me quedó nada. Para algunos soy como un botín de guerra mientras que otros han cimbrado los cimientos del alma misma dejando sólo los escombros de mí...
Estoy triste y decepcionado. Si alguna vez pensé que la vida es una larga cadena de eventos que determinan lo que somos, los eslabones de la mía son los más pesados y los más jodidos de todos. Estoy cansado de cargar con un peso que siento que no merezco, que no pedí, y que no puedo cargar. Y es que soy muy sentimental. Estoy enfermo de romanticismo. Estoy contaminado de literatura del siglo XIX. Estoy harto y cansado. Y también estoy enamorado...
Tal vez por Freud me gustan los amores enfermos, pero eso nunca lo sabré. Tal vez no me alcance el tiempo para descubrir eso y otras cosas. Ya no quiero vivir en sueños para descubrir que todo es pesadilla. También estoy enfermo del barroco. Del desengaño absoluto. Porque escribir es mi sueño y la realidad es que no tengo el tiempo ni la vida para hacerlo. Estoy enfermo de miedo al vacío...
Soy humano y estoy enfermo de pasiones ¿Por qué no me enfermé de ilustración para tener la razón de las cosas? Ya no quiero seguir así. Ya me cansé de amar y no ser correspondido. Me cansé de dar lo mejor de mí y no ser correspondido. Me cansé de ser el segundo lugar, de sacrificar todo. En fin, que me cansé de decir que el despojo soy yo...
9 de noviembre de 2006
Infrahuevonismo
Capítulo V.- Que trata de retomar el hilo que dejó después de ser víctima de la hueva, y otras increíbles historias relacionadas con la redacción de tan insigne manifiesto
Verbo era al principio. La redacción de la postura crítica y artística de los Infrahuevones empezó como un juego que está a punto de terminar en realidad. Era al principio el verbo, me corrige el bíblico exegeta Pepe Grillo después de comprobar que al principio era el verbo y no la conjunción o el sustantivo. Lo regaño por interrumpir mis labores y él, a manera de disculpa, me recuerda que en este manifiesto todo es cuestión de preferencias.
1.- Prohibido prohibir: Un manifiesto nunca debe decir qué es valido y qué no lo es. Un manifiesto es una invitación a que otros se agreguen a su movimiento. Un manifiesto invita a la crítica y al juego.
2.- Lúdico: En caso de que usted, poeta o novelista, por qué no, ensayista o cuentista y mejor aún, islámico o católico, prefiera seguir el largo y sinuoso camino del Infrahuevonismo, le recordamos que, de preferencia, sus obras deben estar rodeadas de un aura de juego. Juegue con las palabras, con la estructura, con otros textos: tóquelos, manipúlelos, deconstrúyalos. Hágalos suyos si así lo prefiere.
3.- ¿Acidez o ingenuidad? El Infrahuevón ácido prefiere narrar. Aunque sabe que no es el medio donde mejor se desenvuelve, en un abuso de ingenuidad escribirá poesía. Usted preferirá ser ingenuamente ácido o ácidamente ingenuo. Si le queda mejor, llámese ingécido.
Si algún día quiere escribir versos de amor abuse de su inocencia, como se verá en este ejemplo:
Estoy tan solo y triste desde que te fuiste
que me siento como un pájaro sin alpiste
. (Poema popular)
Puede también utilizar sus capacidades corrosivas y escribir versos de desamor...
Si de tanto que te quiero
quieres que te quiera más
todo el amor que te tengo
se me ha salido de un pedo por atrás
. (Poema popular)
La crítica social se puede hacer de la siguiente manera:
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es espectáculo,
y los espectáculos sueños son
. (Juan Carlos Gutiérrez jugando a ser Calderón de la Barca)
Las odas al consumismo pueden tomar la siguiente forma de numeración, pero sólo si existe la ácida intención de burlarse de los sistemas que imponen el conteo como modus vivendi; si usted logró este efecto de manera voluntaria, considérese Infrahuevón. En caso contrario usted sufre del efecto Broncolín:
Extracto de propóleo, saúco
Eucalipto y gordolobo... Mirra
Poleo, Regaliz
Palo mulato, Guaje
Vitamina C y
Miel de abeja
. (Roberto Visantz jugando a ser el novel Broncolín)
4.- Más juegos: Juegue al ignorante. Esto le dará elementos para sorprender a todos. El silencio, que siempre es tomado como una señal inequívoca de estupidez, es la mejor arma del Infrahuevón para demostrar su conocimiento. Al hacer mutis, usted aprovechará para rumiar (verbo tan delicioso y asociado a los Infrahuevones) ideas y jugar después. Calle cuando vea una mala fotografía o un performans planeado. Sea espontáneo por sobre todas las cosas. Eso sí, nunca prefiera jugar al intelectual; entre serlo y hacerlo existe una delgada línea que una vez cruzada es muy difícil regresar.
5.- Alquimia: Cual químico, experimente con su narrativa, la cual, por cierto, será su vehículo de expresión. Sírvase de ella para expresar sus motáforas, posturas filosóficas, chistes cortos, críticas sociales, similares y conexos. Utilice el dominó como a usted mejor le plazca, cualquier cosa que esto signifique. Altere las estructuras, juegue a que usted es Cortázar, Calvino, Cervantes, Quevedo, Borges, Artl, Foucault, Zizek, Bataille, Borbolla, Kundera, la persona que escribe la nota roja, las instrucciones de cualquier producto y la información nutrimental del cereal que desayuna. Mézclelos en un crisol y agite antes de usar. Sólo así el Infrahuevonismo será digno de receta de cocina. Recuerde que la literatura es un juguete rabioso capaz de ser utilizado a su conveniencia. Juegue, juegue, y juegue más, porque la escritura, mas que un oficio, es una actitud. Ahora sólo utilice las palabras mágicas y será usted un escritor. No olvide tener su varita lista para el aquelarre. Salacadula, chalchicomula, bi bi di ba bi di bu. Siete palabras de magia que son bi bi di ba bi di bu...
28 de octubre de 2006
Cada vez que quiero escribir me sale espuma por la boca
O algo por el estilo decía el señor Gustavo Sainz, mejor conocido por todos como el padre de la novela de la onda. En una situación similar me encuentro en estos momentos. Y no es que sea el padre de algún tipo de movimiento literario, sino que me está costando demasiado trabajo mantenerme al día en cuanto a escritura se refiere.
Alguien me comentó que esto se debe a que en estos días tengo la cabeza ocupada en lo que será mi primer novela. Sin abundar en detalles, para evitar posibles plagios, estará inscrita dentro del Infrahuevonismo en su veta experimental. Su título será El choque y lo más probable es que llegue a sus manos a partir del 2008, bajo el sello de Rumiante editores.
Otra de las posibles causas para esta imposibilidad de la escritura es que en estos días no he podido dejar de pensar en la muerte de mi bisabuelo. Justo en este instante es algo que me perturba demasiado la mente. Aunque claro, ya con la cabeza serena y los consejos de Paola y Saray, en estricto orden alfabético, he llegado a la decisión de cerrar el ciclo dedicándole mi proyecto.
Otra de las novedades que han acontecido esta semana es que ya no tengo trabajo. Esto puede que impida mi llegada a España el año que entra, aunque tal vez sea lo mejor. A pesar de escuchar reclamos de lo mal que vivo mi vida y de la falta de planeación de mis proyectos, ya tengo el cronograma de El choque, motivo por el cual es menester dejar de lado los estudios en Europa y el trabajo, al menos en esta parte de mi vida. La posibilidad de viajar está ahí y lo mejor es que no iré solo. Ahora todo depende del gobierno del estado y los resultados de las becas el tres de noviembre.
P. D. Vivan los auténticos performans, esos que son espontáneos y callejeros, esos que no se realizan en un museo y que no imprimen dos mil volantes para anunciar tan mentado evento. Viva la creatividad de aquel que en el tren ligero lame el tubo sólo por que se le antoja representar el sadismo de una sociedad dominada por la tecnología.
30 de octubre de 2006
Sobre el suicidio considerado como una de las más estúpidas artes
Si bien sabemos que existen demasiados tabúes en torno a la palabra suicidio, hoy me encantaría hablar de la veta estúpida de este milenario acto. No es que me burle de aquellos que han tomado la decisión de jugar a dios y quitarse la vida, pues he llegado a la conclusión de que jugar este juego es uno de los actos más interesantes que puede realizar el ser humano. Por eso, y porque la literatura finalmente se trata de jugar, es que cuando escribo me siento dios.
Retomando el tema del suicidio he de comentar que hay algunos casos dignos de comentarse, como el de Sócrates, por ejemplo, quien murió bebiendo la cicuta por una acusación injusta para nosotros, pero justa según las leyes atenienses de la época. También existen los “suicidios” como el de Kurt Corn Flakes, quien sorpresivamente pudo dispararse y escribir un mensaje después de una sobredosis de heroína. Y uno de los que menos he entendido es el de la novela La tumba de José Agustín. Si bien no queda claro que Gabriel se pegue un tiro, al menos es lo que parece (aunque también dicen por ahí que no hay que fiarse de las apariencias, aclara mi inconsciente mientras se apodera de mis manos y escribe lo que le pega su regalada gana).
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Marina dijo que tenía ganas de aventarse a las vías del tren ligero. Inmediatamente pensé en aquel cortometraje animado que hace no muchos años era común ver en el canal del estado (antes que gobernara el PAN), e, invadido por un profundo sentimiento de hueva le dije que pensara en una forma más original de quietarse la vida. Así, mientras viajábamos utilizando tan eficaz arma de muerte, digo, instrumento de transporte, descubrimos que el hombre, en su afán por matarse, ha agotado casi todos los caminos posibles del suicidio.
Por fortuna, Cosmopólitan o Quo, que para efectos prácticos son lo mismo, llegaron al rescate, pues alguna vez leí (y no me digan que no, todos han leído Cosmopólitan alguna vez en su vida, y si no, sé que lo harán) que en una competencia por saber quien era capaz de consumir más refresco, los tres primeros lugares murieron por intoxicación de gas en la sangre. Así, la próxima vez que decida jugar a dios, beba Coca-Cola Enjoy it y muera en la comodidad de su hogar.

jueves, 2 de noviembre de 2006

23 de octubre de 2006
La vida me da sueño
Hace aproximadamente 36 horas con 12 minutos y quince segundos que no duermo. No es que la paranoia comience a afectarme. Ni siquiera le pongo atención al segundero que taladra mis oídos por sobre el ruido del motor diesel del transporte público. Y a pesar de las voces dentro de mi cabeza que claman por un poco de café, sé que todavía tengo algunas cosas más que hacer.
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Ayer platiqué con Calderón, pero de la Barca. Trataba de hacerle entender que Freud, con ayuda de los textos de su colaborador Otto Rank, decía, textualmente, que “un héroe es quien valerosamente se alza contra su padre y le vence al fin.” Sin saber quién era el famoso Freud que tanto le mencionaba, acordó conmigo que Segismundo, el de La vida es sueño, finalmente derrota a su padre, ya que nunca hace lo que el rey progenitor tanto teme: tiranizar al pueblo.
Le dije también que Segismundo era un filosofazo de primera línea, ya que resume en unos cuantos versos algunas posturas de la vida. Desgraciadamente tuve que oponerme a eso de que la vida es sueño. Tal vez el sueño de otros pero nunca nuestro. Así fue como el otro sabio filósofo, de televisivo nombre, supo embaucarnos y hacernos caer en su jueguito, transformando y alterando a diestra y siniestra ritmo y rima en calderonianas líneas en un nuevo poema que dice más o menos así:
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es espectáculo,
y los espectáculos sueños son.
24 de octubre de 2006
Alegrías
Carlos Peña devoraba alegrías todas las mañanas. Fue una de las actividades que siguió realizando desde su juventud hasta un día antes de su muerte. Y si ese día no comió su dulce favorito fue porque cayó en coma. Despertó algunas horas después sólo para despedirse de la hija que lo llevó de regreso a su casa en la Ciudad de los Palacios.
Días antes, en el aeropuerto, un hombre, boleto “México-Guadalajara” en mano, se disponía a tomar el vuelo que lo llevaría a pasar sus últimos días en compañía de su descendencia tapatía. Esperaba encontrar a sus hijos, nietos y bisnietos cuando al llegar recibió la noticia de que iba a ser tatarabuelo. Fiel a su costumbre, nos saludo restregando su barba en nuestras mejillas y dejando rastros de su perfume de maderas viejas en nuestras narices...
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Una semana antes de morir, mi bisabuelo vino a visitarnos. Recibí la noticia con entusiasmo y me prometí que iría a verlo en cuanto tuviera la oportunidad. El mismo día que llegó pude saludarlo, aunque por las prisas no pude conversar con él. Me enteré que tuvo una recaída de su enfermedad, por lo cual era menester llevarlo nuevamente a México. Justo al llegar a casa de mi abuela, lugar donde solía estar durante sus visitas, me enteré que él probablemente ya estaba abordando el avión de regreso a casa.
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Nuevamente lloré su muerte. Desde el día que falleció sólo lo he hecho en dos o tres ocasiones. En la primera, cuando me dijeron que había muerto, tuve que tragarme el llanto, pues todos pensaron que pude despedirme de él. La segunda vez que lloré fue estando con Perla. Fue la primer persona que escuchó mi historia. Hoy lo hice nuevamente. Recordaba precisamente esas alegrías que tanto le gustaban, cuando la tristeza llegó a mí. Saray estaba conmigo y me abrazó como nunca antes lo había hecho nadie. Me dio su fuerza y su apoyo, y le agradezco por eso.
13 de octubre de 2006
Amor, sexo y... ¿Violencia?
Como buen lector que me considero, abierto a leer cualquier cosa que tenga los requerimientos mínimos de calidad en escala de valores yonisiaca, es obvio que jamás me he negado a la lectura de literatura erótica. Sin el afán de querer discutir entre qué es pornográfico y qué erótico, será aquí punto de acuerdo que el relato erótico hablará de sexo, ya sea de forma velada o descarada.
Así, entre mis favoritos están esa disfrutable novela de Mario Vargas Llosa que lleva como título Elogio de la Madrastra, que yo podría considerar como una oda al erotismo, aunque claro, debido a que aún no he leído lo suficiente, tal vez más de alguno pueda refutar mi opinión. Entre otros textos he leído también al buen amigo Cesar López Cuadras, autor del best-seller que es Macho profundo. Coincido con él (o con el autor que cita) en estas líneas: “un texto erótico [...] es aquel que cuando lo lees provoca que el camote se te ponga como la macana del sereno, que el aceitito corra y la temperatura ascienda a niveles de fiebre palúdica.” Salud por eso.
A lo que voy con todo esto es que hoy tuve una iluminación la cual ignoro si ya la tuvo alguien más. La comparto con todos solamente por no dejarla pasar de largo. Estaba hoy en ese increíble espacio que es el taller de Luis Vicente de Aguinaga, analizando un soneto de Garcilaso de la Vega, cuando al leer el primer terceto del mismo llegue a la conclusión de que muchas veces el discurso del amor y del sexo suele ir de la mano con el de la violencia:
Sabed qu’en mi perfeta edad y armado,
con mis ojos abiertos, m’he rendido
al niño que sabéis, ciego y desnudo.
Es claro que esta conclusión no vino por obra del espíritu santo. Entre todos los compañeros del taller surgieron las ideas. Garcilaso, quien además de poeta fue militar, se menciona rendido ante Cupido pese a sus armas, eso sin mencionar la perfecta edad que menciona Dante en la Divina comedia. Salud, y a chingar a su madre la diferencia entre pornografía y erotismo (López Cuadras dixit).
17 de octubre de 2006
Motecuhzoma y Cortés: dos personajes, muchas visiones
Por lo general, acerca de la conquista de México suelen recordarse solamente los últimos acontecimientos de ésta. Puntualizando: de la noche triste en adelante. Sin tomar en cuenta que el acto nominativo de esta célebre noche tiene que ver con un enfoque plenamente español (Cortés llora su derrota a manos de los mexicas; más que una noche triste merece ser una noche de felicidad) es congruente poner en la balanza otro tipo de acontecimientos, como los que planeo tratar en este ensayo: las visiones que se tienen de Motecuhzoma y Cortés.
Más allá del provecho particular que yo pueda obtener de este tópico, es justo valorar, ante todo, los actos del entonces emperador mexica, quien tan mal trato ha recibido de la historia. Por otro lado, es digno de mencionar cómo es la figura de Cortés, quien paradójicamente tampoco ha sido visto desde la perspectiva adecuada a lo largo de los años. A pesar de todo, Cortés es el personaje más analizado que cualquier otro participante de la conquista.
Son muchos los textos que se han escrito a partir del tema de la conquista. Desde las necesarias Cartas de Relación que Cortés tuvo que redactar, pasando por crónicas hechas durante y después de la conquista, hasta estudios y documentos cuyo fin es analizar sucesos específicos, las representaciones que se han dado de los personajes de la historia no varían mucho.
Acaso los textos más valiosos al respecto son los redactados por Fray Bernardino de Sahagún, Hernando Alvarado Tezozómoc (Hernando por Cortés y Alvarado por Pedro de Alvarado), Miguel León-Portilla y Tzvetan Todorov, que nos servirán de base, junto con otros, para realizar este trabajo. Los dos primeros pertenecen al periodo colonial y son la perspectiva que ofrecen un fraile y un mestizo; los otros dos, textos contemporáneos, dan muestra, en Portilla, de las ideas que tenían los nativos acerca de su derrota, y el otro, con Todorov, de un estudio acerca de la otredad.
Quizá para hacer un algo de justicia sea pertinente comenzar a analizar las opiniones que se tienen sobre Motecuhzoma. Y es que se ha mitificado tanto la supuesta incapacidad del emperador y su afán por alejar a los españoles mediante hechizos, que en el ámbito popular se ha acuñado la frase de “la venganza de Moctezuma” para referirse al malestar estomacal que le provoca a los extranjeros la comida mexicana.
Tomemos, pues, un corpus breve pero significativo de citas: “Cuando hubo oído todo esto Motecuhzoma se llenó de grande temor y como que se le amorteció el corazón” [Miguel León-Portilla (comp.) Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista. México, UNAM, 2005. Pág. 30], “Inmediatamente [Motecuhzoma] se pone en pie, se para para recibirlo [a Cortés], se acerca a él y se inclina, cuanto puede dobla la cabeza” [Ibíd. Pág. 65], “Pues no somos competentes para igualarlos, que no luchen los mexicanos [frase atribuida a Motecuhzoma]” [Ibíd. Pág. 82], “Y la razón de haber obrado así Motecuhzoma es que él tenía la creencia de que ellos eran dioses” [Ibíd. Pág. 33].
Vemos en estos textos, escritos a posteriori de la conquista, el poco respeto hacia la figura de Motecuhzoma. Será una constante a lo largo de todas las crónicas encontrar a un emperador mexica abatido ante las noticias sobre los españoles. Suelen, como en estas citas, atribuírsele palabras que dan la idea de un hombre derrotado y sumiso a los deseos de Cortés, quien en un principio es asumido como dios. Es tal el trato que recibe el mal llamado Moctezuma que, a su muerte, es recordado como un emperador cruel con los suyos pero blando con los invasores: “[...] ya tenían [los mexicas] elegido un buen rey, y que no será de corazón tan flaco que le podáis engañar con palabras falsas [...]” [Bernal Díaz del Castillo. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. México, Porrúa, 2004. Pág. 254].
Más allá de estar o no de acuerdo con lo que dice Todorov acerca del dirigente mexica (un hombre ligado a una comunicación con lo natural, con los signos que le da la tierra y las estrellas, y que siempre creerá que los españoles son dioses [Vid. Tzvetan Todorov. La conquista de América. El problema del otro. Trad. de Flora Botton Burlá. México, Siglo XXI, 2005. Págs. 70-106]), concuerdo con él en que Motecuhzoma estaba preocupado por un derramamiento de sangre, como podemos confirmar en la tercera cita de este texto. Quizá esto se deba en un primer nivel a que considera a los españoles como dioses, razón suficiente para pensar que los súbditos de su reino pueden ser castigados. Por otro lado, los informes que recibe acerca de los cañones le dan a Motecuhzoma la idea de que aquellos tienen poderes sobrenaturales sobre el rayo y para tirar objetos a larga distancia: “Maravillóse [...] de oír el negocio de la artillería, especialmente de los truenos que quiebran las orejas [...] y del golpe de la pelota que desmenuza un árbol de golpe” [Fray Bernardino de Sahagún. Historia general de las cosas de la Nueva España. México, Porrúa, 1999. Págs. 728-729].
Creo sin embargo, que no es descabellado afirmar un posible cambio de vista en Motecuhzoma. A fin de cuentas él recibe la información de segunda mano, y sólo hasta después de caer prisionero logra convivir con los españoles. Si se muestra temeroso es por las profecías que aseguran que su reinado terminará de forma negativa. Una teoría del posible cambio de opinión puede ser respaldada en este diálogo que Tezozómoc pone en boca de Motecuhzoma:
“[...] han de costar muchas muertes este señorío que han de tener [los españoles] en estos reinos de este mundo [...] no es ni ha de ser señorío, sino que os tendrán sujetos como esclavos [...] todavía favorezcámonos y ayudemos a estos miserables indios, pobres de ellos, que a más no poder en sus manos de los dioses estamos[..]” [Hernando Alvarado Tezozómoc. Crónica mexicana. México, Leyenda, 1944. Págs. 533-534].
Si bien se hace referencia a los dioses, pienso yo que esto se debe a que el emperador necesita mostrar una postura congruente ante lo que acontece en su reino. En todo caso no temería por lo que le pueda pasar a los demás, y sólo debería estar preocupado porque los dioses lo quiten del trono. Motecuhzoma es, en todo caso, el rey preocupado por el destino de su raza y no por ser destronado.
Encontramos que Cortés viene a ser la antítesis del emperador azteca. Si en éste notamos una aparente calma para tomar decisiones y las únicas que toma se limitan a clamar por la no violencia, en el conquistador vamos a notar una actitud completamente activa que se da desde el valor semántico de dicha palabra. Y es que cabe recordar que el “otro” conquistador es el macho que utiliza el habla para conseguir lo que quiere, amén de una capacidad elevada de fanfarroneo. Éste busca como bien más preciado la virginidad de la doncella; misma posición que asume Cortés, al penetrar en territorio “virgen”.
Cortés fanfarronea de manera constante: “Pues ahora mi corazón quiere quedar convencido; voy a ver yo, voy a experimentar qué tan fuertes sois, ¡qué tan machos!” [Miguel León-Portilla. Op. cit. Pág. 28], y es percibido por sus compañeros como todo un hombre: “Aquí se mostró Cortés muy varón como siempre lo fue” [Bernal Díaz del Castillo. Op. cit. Pág. 251]. Más allá de sus dotes de Don Juan, metafóricamente hablando, Cortés es docto en conocimientos de retórica, lo cual lo ayudará en diversos momentos de interacción con los nativos y sobre todo cuando redacta sus cartas de relación, como bien lo nota Todorov al citar a Cortés: “Siempre tendré cuidado de añadir lo que más me pareciere que conviene, [...] hay necesidad que a nuevos acontecimientos haya nuevos pareceres” [En Tzvetan Todorov. Op. cit. Pág. 95]. Así, ayudado por la palabra, obtendrá lo que quiere.
Si bien en muchos momentos Cortés parece un autentico Don Juan, es cierto también que en ocasiones es semejado con un dios o con un mesías. Del primer punto no hablaremos porque considero que la visión de Motecuhzoma acerca de Cortés es un buen ejemplo. Sin embargo, si es pertinente notar esta pose crística que le dan al conquistador, sobre todo fray Bernardino de Sahagún: “[...] nuestro Señor Dios regía a este gran varón y gran cristiano, y que él le señaló para que viniese, y que le enseñó lo que había de hacer” [Fr. Bernardino de Sahagún. Op. cit. Pág. 721]. Al igual que Cristo, Cortés sabrá que decir y que hacer en presencia de los nuevos adeptos para su reino, que en este caso será terreno y estará ligado a la capacidad de dominio que va implícita en el discurso del amor medieval: el macho o caballero conquistador.
9 de octubre de 2006
Eça (se dice esa) de Queirós
Todos aquellos que me conocen saben de mi debilidad por los temas cristianos. No es que lo sea actualmente, ya que si bien fui criado en una tradición judeocristiana, trato de mantener ese discurso en mi no consciente. El caso es que me agrada descubrir las diferentes representaciones de Cristo en obras literarias, algo que la maestra Clara Cisneros dio en llamar relato cristológico.
Hoy tuve que exponer en clase de literatura comparada al autor de El crimen del padre Amaro, mejor conocido por algunos católicos recalcitrantes como el padre Amargo. La probadita que les di de Eça fue un relato inacabado titulado “La muerte de Jesús”, escrito a partir de un viaje que el escritor, diplomático y periodista hizo por la zona de Palestina.
El cuento, que inicia utilizando un recurso como el que Cervantes emplea en el Quijote (“Por un extraño acaso encontré este viejo manuscrito copiado [...] no lo traduzco textualmente”), muestra una visión demasiado romántica de Cristo, e incluso está contaminado ideológicamente de ese nacionalismo romántico a ultranza que dio pie en años futuros a lo que conocemos como holocausto. Queirós nunca deja de lastimar a los judíos con juicios como estos: “Otra cosa me irritaba allí, concretamente: eran los fariseos, los escribas y los doctores de la ley [...] entre ellos sólo vi acrimonias, odios, disputas estériles.” “Los otros eran el poder, la intriga, la riqueza, la tradición.”
Haciendo un resumen de lo que deduje luego de utilizar la sociocrítica de Cros, y contando con un poco de suerte para encontrar un indicio de lo que puede ser la ideología, en el nivel social las cosas de esos tiempos eran complicadas porque comenzaba a resurgir el odio antisemita, más que nada porque los románticos eran amantes de su patria a más no poder. La visión que tenían entonces de los judíos era la del extranjero avecindado en sus terrenos, al igual que los primeros hombres medievales cuando iniciaron las cruzadas en un afán por extraer de Tierra Santa a aquellos usurpadores del reino de Cristo. Y pensar que en ocasiones nos sentimos muy modernos, cualquier cosa que eso signifique.
P. D. Si tiene ganas de corroborar lo que digo, lea el libro. Eça de Queirós, José Maria. Cuentos completos. Trad. de María Tecla Portela Carreiro. México, Fondo de Cultura Económica, Ediciones Siruela, 2005. Págs. 17-63.
11 de octubre de 2006
Onírico
Lugar: Sanborns café, Avenidas Juárez y 16 de septiembre, Guadalajara, Jalisco, México. Menú: Mucho café estilo americano (aunque no me queda la certeza; pudo haber sido veracruzano sembrado en Nayarit o quizá en China), cuatro piezas de pan dulce, dos platos de carne con queso con salsa con picante, cremas para café, cigarrillos. Compañía: Omar, Paola, Raymundo, Sara. Discurso: Abduccionista y onírico.
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Hoy platicábamos sobre los sueños. Nuestra idea no era para nada acercarnos a ellos con la intención siempre psicoanalítica de Sigmund Freud. El leit motiv era compartir una buena sobremesa para Omar y Sara, quienes después de hincarle el diente a su carne con suma alegría, necesitaban la siempre agradecida charla digestiva. Tan pronto nos vimos discutiendo el tópico en cuestión caí en la cuenta de lo poco que sueño, o mejor dicho, de la nula capacidad que tengo para memorizar el universo onírico en el que vivo.
Y es que mientras algunos hablaban de sus sueños recurrentes, otros de las pesadillas más aterradoras y unos más de la capacidad de confundir ambos universos, yo descubrí que el último sueño que recuerdo data de 5 años antes. Acontece que en ese entonces vivía cerca del panteón de Mezquitán y estudiaba en la Preparatoria de Jalisco. En una regresión soñada tenía que acudir a la secundaría por algún motivo que aún desconozco. En el camino de regreso a casa tenía que circular por la avenida que divide el panteón en dos partes. En ese entonces los muros de dicho lugar todavía eran de color hueso, y sin embargo, en mi sueño eran color azul, como el que lucen en la actualidad. ¿Profético?
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Camino por avenida Enrique Díaz de León y a lo lejos percibo un muro que cierra la calle. Parece estar cubierto por una enredadera, como si en realidad esa barda tuviera años ahí y sin embargo yo sé que no es cierto. Hace unas horas pasé por este lugar. Siento una presencia detrás mío; no quiero voltear, el miedo me detiene. Escucho un ladrido y volteo. Ignoro de donde han salido estos doberman que comienzan a perseguirme, al tiempo que noto que el camino está solo. Los carros que minutos antes hacían evidente el buen estado de sus cláxones han desaparecido. The way is shut. It was made by those who are dead. And the dead keep it. The way is shut…
1 de octubre de 2006
Puro rocanrol
Últimamente he descubierto que esa extraña afición que aún conservo por el rocanrol está ligada con un placer que todavía no he experimentado: manejar en carretera por el desierto. Digamos que me fascina el cliché que a usted y a mí, querido lector, nos ha vendido la cultura popular. Auto convertible en modelo sesentero, lentes de aviador, tejana, botas y pantalón de mezclilla como parte del atuendo. Ya usted decidirá si va o no en compañía de la chica de sus sueños. Yo lo haría.
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Obviamente no se prive usted de escuchar otros ritmos, tales como el padre del antes mencionado, el blues, o quizás primos hermanos como el folk (pienso en estos momentos en Bob Dylan), y por qué no, rock sesentero y setentero de la veta de Doors o Led Cepillín. No olvide cargar con la sangre nueva y la menos vieja, representadas por los White Stripes, Ryan Adams y los Pixies.
Ahora que si lo que usted necesita es música en español tenga al alcance de su mano discos de Ramón Ayala. Tome también algo de Enrique Búnbury en su faceta solista, sobre todo del Pequeño en delante; el Limón y sal o el Buenivento de la Venegas son buena opción, así como el Tarará de Gerardo Enciso y principalmente la Barranca con esas odas a la música mexicana como el Rueda de los tiempos o La tempestad.
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¿Algo de literatura? Por supuesto. Lea con toda la calma del mundo y a ritmo de (faltaba más) Los Relámpagos del Norte de Ramón Ayala y Cornelio Reyna esa excelente novela que si bien no habla de tierras desérticas, lo acercará al espíritu norteño. Me refiero por supuesto a Idos de la mente. La increíble y (a veces) triste historia de Ramón y Cornelio escrita por el desgraciadamente ignorado Luis Humberto Crosthwaite. Otros mexicanos dignos de este recuento son César López Cuadras y su Cástulo Bojórquez, y David Toscana con El último lector. Agregue a este paquete los textos de Guillermo Arriaga, Federico Arreola y Pancho Rodríguez quienes escriben, respectivamente, Un dulce olor a muerte, Las jiras y Una de balazos.
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Nos vemos en el camino (¿se fijan en mi manera de citar la obra de Jack Kerouac la cual hace referencia a los caminos de forma así o más obvia?)
P. D. No lea mientras conduce.
2 de octubre de 2006
El dos de octubre no se olvida
Hay fechas y lugares que están marcados por diversos motivos. El dos de octubre y Tlatelolco son muy buen ejemplo. Y antes de comenzar con esta reflexión me gustaría hacer una advertencia. Si usted, atento lector, es de los que piensa que lo único digno de recordar en esta fecha es que México ganó el mundial juvenil frente a Brasil, le sugiero que lea esto con atención.
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La mayoría de los mexicanos ignoramos demasiados aspectos de la conquista de Tenochtitlan. Acaso conocemos la mitad de los acontecimientos de la Noche Triste, la cual no lo fue sólo para los españoles, sino que también significó un fuerte golpe a los aztecas. Dicen quienes saben que siete días antes murió Motecuhzoma y que los españoles, al sentirse desprotegidos, decidieron huir a medianoche de la capital del Imperio. Al hacerlo fueron descubiertos y atacados por los mexicas, obligando a Cortés y a sus hombres a dejar las riquezas que habían obtenido. Claro que nominar esta fecha como se ha hecho obedece a nuestra sana costumbre de sentirnos superiores a los indígenas y ponernos del lado español.
También son pocos los que saben que, una vez organizados, y apoyados por una epidemia de viruela que invadió a los aztecas, los españoles regresaron a sitiar Tenochtitlan y a matar a los mexicanos en el área de Tlatelolco, lugar donde hoy quedan vestigios de la cultura indígena y donde se perpetró, siglos después, otra gran matanza de mexicanos.
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Fue en 1968 cuando en varias ciudades del mundo se efectuaron diferentes protestas estudiantiles. En Paris, por ejemplo, participaron Edmond Cros, Julia Kristeva y Roland Barthes (Cecilia Eudave dixit). México no se quedó atrás en cuanto a lo de las protestas y se convocó a una marcha por las calles de la Ciudad de México, la cual terminó, literalmente, en la Plaza de las Tres Culturas. Cuando los grupos estudiantiles habían llegado a su destino, una bengala disparada desde uno de los edificios aledaños se volvió la señal que esperaban los hoy tristemente célebres Guantes Blancos: escuadrones secretos que dispararon a diestra y siniestra contra los estudiantes. Sólo por esta vergüenza es recordado el gobierno del Chango Ordaz. Descansen todos en paz.
5 de octubre de 2006
Nuevamente Saray
En estos últimos días pocas cosas han sido capaces de brindarme la alegría nuestra de cada día. Con noticias tan funestas como la del rompimiento de mis amigos Paola y Juan José, la acusación de robo que pesa sobre mis hombros y de la cual soy inocente hasta que se demuestre lo contrario, el exceso de actividades que tengo, y, la llegada de la tan fatídica evaluación de José Reyes, no he tenido tiempo ni siquiera para rasurarme, no digamos de hacer tarea, ver las noticias o compartir el tiempo que se merecen las personas que me rodean.
Una de las alegrías más importantes que tengo en estos días son mis amigos. En orden estrictamente alfabético son Juan José, Omar, Paola, Sara y Saray. Y como bien dice el dicho que los últimos serán los primeros hoy me gustaría recordar a esta belleza de mujer. Como nota al pie he de comentar que la belleza de una mujer no radica en su cuerpo. Es la conjunción entre su exterior y sus pensamientos, ya que de nada sirve el parecido con Helena de Troya y mantener pláticas acerca de la vida amorosa de Niurka y Bobby Larios, por citar un ejemplo.
Es entonces cuando recuerdo lo que Saray díjome hace unos cuantos días. “Me gusta que comenzamos a platicar sobre el clima y terminamos discutiendo acerca de Slavoj Zizek.” Cierto. Si hace unos días comentaba que Saray es un amor platónico tiene que ver con esa idea de Platón acerca del topos uranus, lugar donde se encuentra lo ideal de todo.
No tengo entonces otra cosa que pensar mas que me gusta mucho su compañía, me encanta escuchar su plática y discutir acerca de su novela, con personajes que responden a nombres como Soren (por Kierkegaard), Demian (por la novela de Herman Hesse) o Jurgen (por Habermas, supongo). Sólo le falta alguien llamado Blake, en honor a William, para así, completar el cuadro (Así le digo al lector que, además de escritor, Blake era pintor, y logro mi cometido de introducir otra referencia culta dentro del texto. Fíjense la manera de hacerlo Qué genial ¿no?).