jueves, 2 de noviembre de 2006

2 de octubre de 2006
El dos de octubre no se olvida
Hay fechas y lugares que están marcados por diversos motivos. El dos de octubre y Tlatelolco son muy buen ejemplo. Y antes de comenzar con esta reflexión me gustaría hacer una advertencia. Si usted, atento lector, es de los que piensa que lo único digno de recordar en esta fecha es que México ganó el mundial juvenil frente a Brasil, le sugiero que lea esto con atención.
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La mayoría de los mexicanos ignoramos demasiados aspectos de la conquista de Tenochtitlan. Acaso conocemos la mitad de los acontecimientos de la Noche Triste, la cual no lo fue sólo para los españoles, sino que también significó un fuerte golpe a los aztecas. Dicen quienes saben que siete días antes murió Motecuhzoma y que los españoles, al sentirse desprotegidos, decidieron huir a medianoche de la capital del Imperio. Al hacerlo fueron descubiertos y atacados por los mexicas, obligando a Cortés y a sus hombres a dejar las riquezas que habían obtenido. Claro que nominar esta fecha como se ha hecho obedece a nuestra sana costumbre de sentirnos superiores a los indígenas y ponernos del lado español.
También son pocos los que saben que, una vez organizados, y apoyados por una epidemia de viruela que invadió a los aztecas, los españoles regresaron a sitiar Tenochtitlan y a matar a los mexicanos en el área de Tlatelolco, lugar donde hoy quedan vestigios de la cultura indígena y donde se perpetró, siglos después, otra gran matanza de mexicanos.
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Fue en 1968 cuando en varias ciudades del mundo se efectuaron diferentes protestas estudiantiles. En Paris, por ejemplo, participaron Edmond Cros, Julia Kristeva y Roland Barthes (Cecilia Eudave dixit). México no se quedó atrás en cuanto a lo de las protestas y se convocó a una marcha por las calles de la Ciudad de México, la cual terminó, literalmente, en la Plaza de las Tres Culturas. Cuando los grupos estudiantiles habían llegado a su destino, una bengala disparada desde uno de los edificios aledaños se volvió la señal que esperaban los hoy tristemente célebres Guantes Blancos: escuadrones secretos que dispararon a diestra y siniestra contra los estudiantes. Sólo por esta vergüenza es recordado el gobierno del Chango Ordaz. Descansen todos en paz.

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