domingo, 13 de octubre de 2013

Los cómics que leo

10 de octubre de 2013
Los cómics que leo
Hace pocos años regresé a una de mis aficiones infantiles: la lectura de cómics. He aprovechado el camino para revisar además las teorías y la historia de los mismos. Debo agradecer a quienes me han acercado a libros que considero invaluables en este ejercicio de revisión de uno de los géneros más polémicos del siglo XX, desde el ya clásico Apocalípticos e integrados de Umberto Eco (leído con años de anterioridad a este ejercicio pero releído con particular entusiasmo), hasta la indispensable novedad de Apuntes sobre literatura barata del mexicano Jorge Flores Oliver. Entre estas lecturas, más algunas notas recogidas de foros en redes sociales y revistas especializadas (entre otras Comikaze, ganadora de la beca Edmundo Valadés de Apoyo a la revistas independientes), me he podido armar un panorama más completo de la importancia de este sector de la industria editorial que al menos en México, en los años 80, contabilizaba millones de ejemplares vendidos semanalmente.
Sobre este punto, recuerdo un fragmento de Armando Bartra donde hablaba del declive de la industria del cómic: "La derrota de la historieta es la derrota de la lectura." No estamos en aquellos lejanos 70 u 80, donde en México había editoriales, autores y producción nacional, además de los productos con licencia traídos principalmente de Estados Unidos. En el país del norte, el "nacimiento" de nuevas editoriales no redituó en nuevos lectores, y desde los 90 hemos asistido a un declive notorio de la industria, donde poco a poco queda un mercado ya no de lectores cautivos, sino de especuladores y coleccionistas.
En todo caso, me da gusto saber que luego de una sombría década de inicio de siglo que tuvo fuertes altibajos y terminó con la desaparición de las licencias de cómic y manga de Grupo Editorial Vid, la sobreexplotación de algunos clásicos de este sello, la justicia de reeditar de manera digna un clásico como La familia Burrón, y el casi monopolio que tuvo Editorial Televisa por la poca distribución que tiene el mercado independiente, iniciamos el primer tercio de esta década con la opción de nuevas licencias extranjeras a nivel nacional. Si bien la industria está lejos de llegar al mercado infantil (único que a la larga podrá mantenerla) entre todos los títulos que hay a nivel nacional e internacional, me gustaría hablar, aunque fuera de manera breve, de aquellos que me llaman la atención y me parece tienen algo sobresaliente sobre el resto de la oferta.
En el mercado americano existen infinidad de opciones. Es obvio que no todas llegan a nuestro país, pero de las que lo hacen, me gustaría rescatar dos que leo asiduamente. Está, en primer lugar, el caso de Nova, que me parece interesante. Me encanta cuando Marvel rescata su premisa de héroes adolescentes. Sin ser la mejor serie, ni tener un argumento complejo o precioso, ni tener construcciones de personajes o situaciones que tiendan a la genialidad, Nova es una obra divertida. Firmada originalmente por Jeph Loeb, responsable de los productos Marvel para Disney, Loeb y el nuevo guionista Zeb Wells, pretenden acercar a nuevos lectores a esa odisea del espacio tan importante para Marvel. Así, tenemos una mamá mexicana, un superhéroe del sur de los Estados Unidos que cena tamales en un comedor decorado con cuadros de Diego Rivera, las apariciones de Joss Whedon, los chitauri, el director de la preparatoria de Back to the future en un cómic que trata del héroe de las estrellas buscando su lugar en el mundo.
Otra serie bastante atractiva es Manhattan Projects del genial Jonathan Hickman. Ojo con este guionista a quien Marvel ha cedido la responsabilidad de su joya de la corona: The Avengers. Sin que eso le quite el tiempo para publicar y mantener el nivel de series como East of west o la citada Manhattan... Hickman nos ofrece una obra cuya premisa parte del qué pasaría si los responsables de fabricar la bomba atómica no fueran mas que un puñado de científicos locos en la más literal acepción de la palabra. Una genialidad que además tiene un maravilloso diseño de portadas. No está demás en estas líneas decir que el manejo que Hickman está dando a Avengers y New Avengers de Marvel convierten ambas series en referentes que hay que leer.
Si nos acercamos al mercado mexicano me encantaría citar el acierto que tuvo Kamite al publicar la última incursión de Hellraiser al cómic, traído de la mano de su creador Clive Barker. Una historia de terror que rehúye a los golpes de efectos y que apuesta a la construcción de personajes y diálogos que en boca de Pinhead suenan a verdades o evangelios del hombre sin fe. Otro gran punto a favor de esta editorial es el ya conocidísimo The walking dead, que aun siendo de mis favoritos, no diré más nada a su favor debido a todo lo que ya se ha comentado de la obra a estas alturas.
En México, y de manera independiente, llega el esfuerzo de Dharma Cómics, comic book de ciencia ficción que recopila de manera bimestral tres historias en un mismo número partiendo de un tópico común. Si bien el arte es irregular, y en algunas ocasiones el guion parece predecible, nos encontramos ante un gran esfuerzo que pronto arrojará grandes resultados.
En el rubro de las editoriales emergentes se encuentra Bruguera, que ha decido trabajar el caprichoso mercado del cómic independiente con la publicación del Irredeemable de Mark Waid. Este es otro gran acierto editorial que pretende deconstruir los lugares comunes. ¿Y cuál sería el lugar más común en el cómic de superhéroes? Pues el de los dioses solares. Irredeemable cuenta la historia de Plutonian, un hombre de otro planeta que lleva una doble vida. Con capacidades asombrosas entre las cuales se incluye una fuerza sobrehumana, un superoído capaz de detectar todas las frecuencias, y la capacidad de volar, Dan Hartigan trabaja en una estación de radio local, se enamora de una de sus  colegas a quien le propone matrimonio y salva al mundo de innumerables desgracias hasta que él mismo se convierte en la principal amenaza de un mundo que juró proteger. Otra maravillosa premisa surgida de la pregunta ¿qué pasaría si Superman perdiera la cordura? Sin perder el hilo de Mark Waid, también vale la pena leer su Daredevil, quien tal vez ha perdido esas tonalidades más oscuras que alguna vez le delinearan algunos de los guionistas más grandes de la historia como Frank Miller, Brian Michael Bendis o Ed Brubacker, y en esta nueva versión nos cuenta historias más entretenidas que no pierden el drama de la vida de Matt Murdock.
Y si ya estamos hablando de Mark Waid y su hombre sin miedo, ¿por qué no mencionar de una vez aquellos títulos llamativos del universo Marvel publicados en México? Además de los ya mencionados Avengers y Daredevil, las obras firmadas por Rick Remender tienen un potencial increíble. A saber, Uncanny X-Force y (en menor nivel) Uncanny Avengers son obras que juegan con un eventual fin del mundo a manos de supervillanos que no tienen escrúpulos para jugar con el espacio temporal. Así, los héroes deberán cruzar la delgada línea de la moral con tal de mantener la ilusión de orden que reina en el mundo conocido. Remender es un gran narrador en off, que explica en cartuchos y al margen de la acción de las viñetas conceptos ideológicos que no suenan forzados y que van de la mano con sus historias.
Marvel México trae además a un nuevo Thor, bajo el título Thor God of thunder, que pretende retomar la divinidad de este héroe y jugar un poco más con su mitología, y por qué no, crearle una nueva que respete su nivel de deidad. Jason Aaron es el responsable de esta odisea que enfrenta al dios a un nuevo Ragnarok, y crea una narración con frases dignas de un texto apocalíptico y un arte que acerca al cómic a niveles de obra de arte pocas veces alcanzados.
Revisando nuevas mitologías también tenemos al Aquaman de Geoff Johns y la Wonder Woman de Brian Azzarello. Estas creaciones clásicas de DC llegan por cortesía de DC Cómics México, en su versión New 52, relanzamiento del universo DC. Johns ya había revitalizado a un decaído Green Lantern y lo ha hecho el centro de muchos acontecimientos de DC desde que tomó el título. Lo que ahora hace con Aquaman es algo parecido: infunde respeto en un héroe que el mercado no había tomado muy en serio. Azzarello coloca a la amazona de nuevo en su reinado mitológico, aquel donde George Pérez y John Byrne alcanzaron grandes niveles narrativos. Azarello aún no alcanza ese nivel, pero tampoco está lejos de lograrlo.
Por último, no me gustaría cerrar este repaso sin mencionar la gran transformación de Cyclops alcanzada en Uncanny X-men de la mano de Brian Michael Bendis. Ya no tenemos a un Scott Summers defendiendo el sueño de Xavier ni peleando contra la supremacía mutante promulgada por Magneto. Cyclops encabeza la nueva revolución mutante con acciones y frases dignas de un contrarevolucionario. Operaciones encubiertas, boicots contra los poderes establecidos y enardecidos discursos pronunciados al irrumpir las señales de los medios de comunicación. Una gran premisa que aún no termina de explotar, pero que puede ser una gran oportunidad para revitalizar el universo mutante de Marvel Comics.
¿Nuestra industria editorial del cómic es perfecta? No lo creo, pues aún podrían publicarse otros títulos y otras opciones que fueran distintas al mercado superheroico. El descuido de las editoriales, sobre todo de la División de Cómics de Editorial Televisa que con sus constantes omisiones y errores editoriales impiden que se tome a la industria en serio, es una agravante más. La falta o el desconocimiento de nuestros clásicos y sus esfuerzos también impiden el crecimiento del mercado, así como el centralismo de nuestro país. Me encantaría encontrar en este repaso algo de 656 cómics, por ejemplo, pero baste hasta ahora para saber que hay buenas ofertas a nuestro alcance. No serán todas, ni serán las mejores, pero al menos sirven para iniciar una nueva aventura.