miércoles, 28 de diciembre de 2016

Mis mejores lecturas 2016

28 de diciembre de 2016
Mis mejores lecturas 2016
Todos los años en cada revista, periódico o blog que se respete se suele hacer un recuento de los mejores libros publicados o leídos en esa reciente vuelta al sol. En este blog, de alcances más humildes y menos presuntuosos se compartirán aquellas lecturas que su servidor considera las mejores que realizó este año, no siendo todas novedades editoriales. Es menester anotar que mis criterios de lectura fueron además variopintos: hubo mucho cómic y novela gráfica, importantes ensayos, algunas novelas, y sobre todo, muchos libros infantiles. Algunas de las lecturas aparecieron en un álbum fotográfico de facebook donde me di el tiempo de elaborar alguna breve reseña al respecto, pero donde no publiqué todo lo leído. De entre esos libros selecciono los que a mis ojos fueron los mejores. Dicho esto, comencemos.
1.- Los libros que devoraron a mi padre. Impresionante novela que Afonso Cruz publica bajo el sello de Panamericana. Un libro que habla del amor de los lectores a sus libros, de la magia que existe detrás del acto lector y del amor y la amistad en general. Afonso Cruz es uno de esos portentos que esconden las letras portuguesas y de los cuales iremos escuchando cada vez más año tras año. La indiscutible ganadora de este año, una publicación breve, rica y emotiva.
2.- Rulfo. Una vida gráfica. Uno de mis amores literarios de toda la vida es y será Juan Rulfo. Dos libros le alcanzaron para llegar a lugares donde sólo los Cervantes o los Borges podrán estar, y está novela gráfica es un merecido homenaje a la vida del autor de Pedro Páramo. Con una narrativa discontinua, y un bello trazo en cada una de las viñetas, este libro recorre algunos de los momentos más difíciles del jalisciense como su alcoholismo, su reticencia a la escritura o la muerte de su padre. Publicado por Rey Naranjo, esta es apenas una de tantas bellas publicaciones que tienen en su catálogo.
3.- Tela de araña. Puedo presumir que cuando realicé mis estudios de licenciatura estuve rodeado de gente talentosísima. Uno de ellos, Gerardo Cruz-Grunerth, escribió este bello homenaje a Julio Cortázar, donde un lector apasionado de su obra, recorre sus libros, sus relatos, sus anécdotas, sus conocidos y su vida en París para poner su voz en la de la protagonista de esta historia. Un libro con un hermoso final que habla de la muerte de Julio, y que deja un espacio pequeño espacio para echar a volar la imaginación, al tiempo que nos demuestra que los mejores narradores son aquellos que construyen su historia con la paciencia de la araña.
4.- Justicia divina. Este fue el año donde leí buena parte de la obra del inigualable Francisco Haghenbeck. Para el anecdotario, este fue también el año donde tuve la oportunidad de conocerlo e incluso presentarlo al sello editorial donde trabajo. Para Paco también fue un año excelente, pues fue nombrado uno de los mexicanos más creativos en el mundo, en compañía de otros grandes comiqueros, cineastas y escritores. Siendo Paco un escritor tan ameno fue difícil decantarme por esta novela gráfica, pero al ser según su autor su trabajo más personal, y uno de los que más años le tomó llevar a buen puerto, decidí incluirla en este listado. Obra donde su protagonista tiene un talento especial para percibir planos de realidad supernatural, nos encontramos una historia que echa mano de recursos del cómic y la narrativa convencional para así exponer noticias del Chupacabras, El Coco, El Monje Loco, La Llorona o El Jinete sin cabeza. Entretenida por donde se le vea.
5.- Supergods. El año pasado leí de manera muy superficial esta obra de Grant Morrison y la incluí en mi listado de mejores lecturas. Para éste, me di el tiempo y el espacio para disfrutar este recorrido que Morrison hace por la historia del cómic. Autobiografía, recuento histórico, análisis textual, y libro de premoniciones, todo eso es este genial ensayo literario donde el autor de Doom Patrol y Animal Man sale de los caminos del guión de cómic para exponer su visión del mundo de los superhéroes, la misión que éstos tienen como fuente de inspiración para el hombre, y cómo es que estamos anclados en u multiverso donde todos somos dioses, héroes, creadores y creaciones. Una muestra de la importancia que tienen los caminos del cómic.
6.- La increíble y triste historia de la cándida historieta y la industria desalmada. Luis Gantús es a estas alturas una figura de la industria del cómic nacional. Organizador de la mítica y revivida Convención Quetzalcóatl, Luis conoce muchas facetas de la historia de la historieta mexicana, algunas por haber trabajado en el monstruo y otras por haberse dedicado a recorrer los intestinos del mismo. El resultado de ese repaso se publicó primero en un blog donde el autor compartía su punto de vista sobre sucesos de la vida editorial del cómic al tiempo que generaba polémica sobre lo expuesto, y que luego compiló en este libro. Fundamental para quien desee conocer en una charla de cuates los caminos de una industria que ya fue y que no vale la pena traer de entre los muertos.
7.- El coyote, el jaguar y, por supuesto, el zorro. Reconocer la valía de los relatos de tradición oral es el primer argumento que viene a mi mente para incluir este libro en mi selección de lecturas favoritas. Otras virtudes tiene esta compilación de relatos breves realizada por Aída Marcuse, quien recorre las tradiciones orales de nuestra América para buscar aquellas historias cuyo motivo sea la fauna de nuestro continente: conejos, jaguares, zorros y coyotes, entre otros, verán el perfecto reflejo de virtudes y defectos del humano en sus comportamientos para traernos sencillas enseñanzas en un libro que no tiene desperdicio.
8.- Descender. Estrellas de hojalata. Hay que reconocer que poco a poco el mercado del cómic en México comienza a apostar por historias que están cada vez más lejos del modelo superheroico. Es Océano Travesía quien publicó este maravilloso cómic heredero de los mejores relatos de ciencia ficción de Isaac Asimov. Trabajo firmado por Jeff Lemire y Dustin Nguyen, en Descender se nos narra la historia de Tim 21, un robot de compañía sobreviviente al ataque de los Segadores a los 9 planetas que conforman el Consejo Galáctico Unido y a la posterior cacería de robots en los planetas del mismo. Poseedor de un secreto que ni él mismo conoce, Tim 21 recorrerá la galaxia en compañía de una extraña guardia conformada por el fundador de la robótica moderna, un perrobot, la hija del General del Consejo Galáctico Unido y un robot minero de una de las colonias de la Galaxia. La ilustración de Nguyen brilla por excelsa.
9.- Fábulas. Para mi, mencionar a Stevenson significa el riesgo de caer en el cliché y recurrir a Borges; escudarme en sus versos y reconocer en ellos mi afición al café y a la prosa del escocés es siempre una tentación. Es por ello que tener en mis manos estas fábulas fue uno de esos pequeños milagros inesperados. Narraciones breves, que privilegian el arte de narrar sobre la moraleja, es lo que el lector encontrará en este libro delicioso y delicado. Un deleite.
Hay, como siempre, menciones honoríficas. Entre ellas, los libros de La pandilla salvaje de mi muy querido amigo Boris Pfeiffer, quien plasma en esta saga para niños los sentires de un grupo de animales que debe sobrevivir a nuestro mundo; Bakuman, manga que muestra el camino de dos jóvenes que desean desenvolverse como mangakas; y de nueva cuenta, al igual que en el año pasado, los libros de la colección Filosofía para niños y jóvenes de Panamericana que siguen exponiendo con increíble sencillez las teorías de los más grandes filósofos. Espero que estás lecturas que hice mías este año les acompañen a ustedes en el siguiente.

jueves, 13 de octubre de 2016

La noche que conocí a Bob Dylan

13 de octubre de 2016
La noche que conocí a Bob Dylan
Recién comenzaba el 2008 y los tapatíos sabíamos que Bob Dylan daría un concierto en la ciudad. Los precios de entrada correspondían a los de un músico legendario, por lo cuál era imposible para mi pensar siquiera en la posibilidad de ver a Dylan en la fecha de su presentación. Mi caso no era el de un seguidor acérrimo, pues apenas había escuchado los éxitos del cantante más por esa bella película donde actores de renombre y músicos de primer orden interpretaban distintas facetas del artista. Al igual que Lennon, no era un creyente de Zimmerman.
Dylan cumplió sus compromisos pactados en Monterrey, el entonces DF, y Guadalajara, y cuando se disponía a seguir su gira por el sur del continente, la noticia corrió como pólvora: la leyenda daría un concierto gratis en Zacatecas. Quizá entusiasmados porque la distancia no era mucha, y envalentonados por una juventud que probábamos y poco a poco se iba, la noche del 24 de marzo nos subimos al Ford Fiesta de un amigo y al ritmo de Fito Páez decidimos poner a rodar la vida.
Ya en Zacatecas se sentía el aroma de lo que sería una noche única en la ciudad. La plaza rebosaba de gente de todo el país: todos los presentes sabíamos que lo que ahí aconteciera sería único. De 6 personas que salimos de Guadalajara sólo dos nos encaminamos a la Plaza de armas, donde un escenario enorme y una tribuna de iguales proporciones ya estaban listos para recibir a una leyenda, sus creyentes y los que a partir de ese momento serían sus nuevos adeptos.
Para algunos la noche fue decepcionante: esperaban a un músico fuera joven para siempre, querían escuchar los mismos himnos en su versión de hace 40 años. Y es que muchos habían escuchado a Robert Zimmerman, pero pocos habían conocido a Bob Dylan, sin importar cuántas veces lo hubieran visto. Para quienes apenas lo habíamos descubierto, la mejor pista era justamente la cinta del año anterior: I'm not there era el manifiesto de lo que era Robert Allen Zimmerman, mejor conocido como Bob Dylan, un músico dispuesto a respetar al cambio como regla de vida.
La noche que conocí a Bob Dylan fue la noche que escuché "Like a rolling stone" en una versión que nada se parecía a la original: era el peso de la tradición dando vueltas y vueltas reconociendo esa máxima de los blueseros que en algún momento lo inspiraron: piedra que rueda no genera moho...

viernes, 1 de enero de 2016

Mis mejores lecturas 2015

28 de diciembre de 2015
Mis mejores lecturas 2015
En la más reciente edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, tuve la oportunidad de reencontrarme con grandes amigos que viven del oficio literario. Entre otros, pude intercambiar palabras con mi querido Ricardo Sigala, quien en una apresurada charla de pasillo (hubo varias con él y otros rostros conocidos fuera de los stands de Ediciones Arlequín y Paraíso Perdido), coincidió en que las lecturas que uno hace a lo largo del año no son necesariamente las novedades editoriales, y que en ocasiones, los honores los suelen llevar los libros publicados en años anteriores. Valga este monólogo a guisa de introducción de mi selección de lecturas recomendadas en este año que se va. No todas se lanzaron en este año, y si usted, querido lector, esperaba encontrar lo mejor de lo publicado en 2015, vaya a las listas de cualquier publicación periódica, que nuestro ejercicio es otro.
1.- Daytripper. La joya de la corona. La mejor lectura que hice este año. Cortesía de Vertigo Cómics México, llega el trade paperback donde los brasileños Grabriel Bá y Fábio Moon mezclan los mejores recursos del cómic, una pequeña dosis de realismo mágico y algo de metaficción. Lo que consiguen los también gemelos es una cúspide en el arte de la narrativa gráfica. Una obra amena, de rápida lectura, pero inquietante y llena de citas citables. A quienes amen el oficio de la escritura, les vendría bien aprender los mecanismos con que está escrito el guión de esta obra.
2.- Páginas interiores. El segundo lugar que merecía ser primero. Jacky Beneteaud y Stéphane Courvoisier elaboran una auténtica novela gráfica plena de recursos metaficcionales. Para quienes no conozcan la propuesta de Rey Naranjo Editores, esta es una magnífica oportunidad para acercarse a este sello que poco a poco va publicando excelentes obras de narrativa gráfica. Mención honorífica merece la biografía de Rulfo que también es parte del acervo de Rey Naranjo.
3.- Supergods. En la misma línea del cómic llega esta obra del fundamental Grant Morrison, uno de los más excéntricos guionistas del medio anglosajón, reconocido por sus trabajos en Vertigo, DC y Marvel Comics. Ojo, pues aquí no tenemos un cómic o novela gráfica, sino una historia en primera persona del cómic superheroico, combinada de manera acertada con una mitología comparada: Superman y Zeus, Flash y Mercurio, entre otros.
4.- Aquí y ahora. Alejémonos del cómic y vayamos con dos grandes de la prosa literaria. Coetzee y Auster presentan en este libro del 2012 un compendio de su intercambio epistolar del 2008 al 2011. Pensado desde el inicio como un diálogo público, estos escritores intercambian opiniones sobre filosofía, economía, técnicas narrativas, sus vidas, sus demonios y por supuesto, literatura. Natural y fluido, un intercambio que merece ser leído. Un simple asomo a estas líneas nos permitirá dialogar con sus autores y comprender las obsesiones de ambos.
5.- Fantasmas. Con James Nuño me hermana una amistad de años. Esa amistad me ha permitido leer entre otras cosas, los cuentos surgidos del viaje que hizo a Francia y que son la cuna para su plaquette debut. El hilo conductor de la muerte en vida y los despojos en los que nos vamos convirtiendo son factor fundamental de esta triada de cuentos cortos que aprenden bien la lección de Joyce y sus fantasmas que Borges hábilmente selecciona en su Antología de la literatura fantástica.
6.- Menos que cero. El primer Bret Easton Ellis, el niño que aprendió a desafiar a la élite holliwoodense sin hacer nada. El hartazgo de una sociedad que se refugia en la cocaína, la moda y el entretenimiento con tal de no cuestionarse. Un maravilloso ejercicio es leer la novela al tiempo que escucha el soundtrack de la misma.
7.- Adolescencia y otras cuentas pendientes. El único poemario del recuento viene de la pluma de Luis Vicente de Aguinaga, de los pocos poetas mexicanos vivos que son de mi agrado. El título hace referencia a esas cosas que nos hacen falta, algunas perdidas en nuestra infancia, como la fascinación por los ídolos y por cuestionarnos desde la simplicidad los motivos del mundo y su existencia.
8.- ¿Qué hace usted en un libro como este? Cierro este recuento con un libro que me abrió más perspectivas que todas las lecturas anteriores juntas. Rogelio Villarreal, a quien agradezco el dedicarme una copia de su más reciente libro, presenta una obra que es desafiante por honesta. Estas crónicas ultrajantes son todo lo que usted no busca en una crónica. Aquí no hay Kapuscinski, o al menos no se nota su estilo. Un gran libro, con hilos que tejen las crónicas: la violencia, la paternidad, el oficio del cronista, o del editor. Un libro para leer sin prisas.
La última mención honorífica la merece la colección Filosofía para jóvenes que desde el 2014 publica Editorial Panamericana. Kant, Lao-Tse, Marx, Erasmo, Platón, y otros filósofos son explicados de manera breve, sencilla y efectiva en un mundo donde poco a poco las humanidades desaparecen de los planes de estudio y no hay muchas maneras de acercarse a la filosofía. Libros amenos y bellamente ilustrados. Que lecturas como las aquí mencionadas sigan apareciendo en el transcurso del próximo año, ya sea como novedades editoriales o como libros viejos en el librero correcto.

domingo, 18 de octubre de 2015

Invitación

18 de octubre de 2015
Invitación
Domingo con horario de invierno. Me levanto a las 8 sin saber si son las horas que el reloj indica: marca las 8, de seguro lo son, pero lo cierto es que el mundo entero gira con un uso horario distinto al mío. Me levanto, pues. Desconecto la luz que me sigo robando y la mañana se me va en cosas intrascendentes.
Salgo de casa para ir a la antigua Ciudad de los Palacios; el largo recorrido, de poco más de una hora, es suficiente para leer un poemario más de Luis Vicente de Aguinaga. Adolescencia y otras cuentas pendientes (Dirección General de Publicaciones, 2011) es un libro que desde la inocencia expone temas que no lo son: Dios, la muerte, los ídolos, y la percepción misma de las cosas, se ven reflejados en poemas breves que surgen de paseos por el zoológico, de dudas externadas, del periódico del día o del sacar a los objetos de su contexto.
Aprópiese, lector, de estos versos, así como lo hace una corbata de su armario, y pregúntese: ¿por qué adoramos a Jesús, a Jürgen Klinsmann, o a George Harrison en solitario o detrás de tres beatles? ¿Por qué?

lunes, 7 de septiembre de 2015

La eternidad por fin comienza un lunes

07 de septiembre de 2015
La eternidad por fin comienza un lunes
Sobre los lunes se han dicho tantas cosas, muchas de ellas justas, otras no tanto, y otras que ni siquiera son ciertas. La eternidad por fin comienza un lunes es una frase completamente sugerente, que inmediatamente me remite a Eliseo Alberto, autor de la novela cuyo título da nombre a otra novela en el texto que el cubano escribe. Metaficción pura que te vuela la cabeza...
Los lunes son también una genial oportunidad para empezar un nuevo proyecto, o al menos eso dice Goran Petrovic en ese otro ejercicio de la pluma y la literatura más fina: La mano de la buena fortuna.
(Aún quiero leer un libro y encontrarte entre sus páginas. Empecemos un lunes, puede ser hoy o la semana próxima, pero no dejes que la eternidad comience un martes: sería un día pésimo y estaría condenada al fracaso.)
Muchos odiamos los lunes. Nos recuerdan lo horrible del mito del eterno retorno; hombres condenados a repetir el mismo ciclo una y otra vez. Los lunes son las rocas que nos vuelven Sísifos. Deseamos llevar ese día lejos, pero siempre tendremos que lidiar con él, con su carga y con sus responsabilidades.
(Citémonos un lunes, dos o tres. La eternidad por fin comienza un lunes. Que nuestra única responsabilidad sea perdernos en las letras, encontrarnos en La mano de la buena fortuna. Qué importa si los lunes son negros o son azules. Que los lunes importen sólo porque nos permiten emerger de nuestras cenizas. Polvo eres y en polvo te convertirás, así por toda la eternidad...)

domingo, 28 de junio de 2015

Un universo cerrado

28 de noviembre de 2014
Un universo cerrado
  • Toda obra está supeditada a La Obra. Así, cada obra anticipa o anuncia lo que vendrá.
  • Proyecto ambicioso si se delínea afortunadamente. Es una forma de atar todas las inquietudes a un solo tema. Ambición quijotesca.
  • Descartar una ambición "a lo Balzac." No se trata de escribir la gran novela humana, sino de crear un universo amplio en personajes, pero cerrado y constreñido en su propio eje.
  • La escritura es el pretexto sin que el medio importe: cómic, novela, cuento, guión.
  • Crear retos personales. Escribe una historia atado al rigor de cierto formato.
  • El formato es una inspiración. Esta idea surge de otros formatos: Will Eisner y su Contrato con Dios, Quentin Tarantino y su universo, George Lucas y su aparente desorden narrativo en Star Wars, o el universo cinematográfico de Marvel Cómics.
  • La afortunada coincidencia: los ejemplos de esta idea vienen del guión. El cómic, el teatro, el cine y la tv son formatos en apariencia rígidos que juegan con este concepto.
(Notas extraídas de mi libreta de proyectos personales)

jueves, 4 de septiembre de 2014

¡Gracias... totales!

04 de septiembre de 2014
¡Gracias... totales!
Es 1997; tal vez 1998. No lo recuerdo con detalle, pero aún veo que mamá escribe sobre unas hojas arrancadas al cuaderno. Después me entero que ese manuscrito es una carta para papá, del cuál ya tenía al menos un año separada. En la carta menciona lo afectados que mi hermana y yo estamos por el divorcio y cómo poco a poco se van abriendo abismos que poco a poco se harán más grandes si no se establecen canales adecuados de comunicación. Mujer sabia, mamá le da consejos a papá: gustos, preferencias, e incomodidades de sus hijos. En ese entonces casi no escucho música por elección. A mi alrededor suenan las melodías del pop más ramplón elaborado por astutos productores que saben lo que un quinteto de muchachos cantando y bailando coreografías nada complejas pueden hacer con las hormonas de millones de adolescentes. Es paradójico que entre esa música ligera suenen cuatro sencillos acordes de guitarra, repetidos hasta el éxtasis acompañados de bajo, batería y voz. Cuando todo llega a su fin, un agradecimiento y un riff de esa guitarra cierran un capítulo más para Gustavo Cerati y Soda Stereo, al tiempo que abren uno nuevo para mi.
Entre el millar de ideas que mamá le arrojó a papá, una sugerencia fue seguida al pie de la letra: "habla a tus hijos en su idioma. Ellos necesitan saber que los escuchas. A Juan Carlos le gusta mucho un grupo que se llama Soda Stereo." Al siguiente fin de semana, luego de haber leído la carta, papá nos llevó al centro de la ciudad y nos dejó comprar la música que quisimos. En mis manos se encontró, desde entonces, la antología doble titulada Chau Soda. El repaso definitivo de la trayectoria musical del terceto argentino.
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Compré mi primera guitarra mientras cursaba la preparatoria. Aún hoy, lejos de Guadalajara, la conservo conmigo. Y aunque una guitarra eléctrica le hace compañía desde hace dos años, la vieja guitarra de palo sigue siendo mi primer amor: no importa cuántas veces se rompa o se maltrate, sigue ahí, brindando su mejor sonido a la menor provocación.
Al igual que mi generación, o al menos así lo pienso, aprendí a tocar varias canciones de Soda en la guitarra. La compré para eso. Sin maestro, y con un Guitarra fácil de por medio, todo era posible. Es increíble que a veces seamos tan ingenuos.
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Hoy imagino lo que sintieron los fanáticos de los Beatles cuando se anunció la ruptura del cuarteto en 1970, o los sentimientos encontrados que la muerte de John Lennon provocó a muchos en los tempranos 80. Gustavo Cerati ha muerto, y con él se van los sueños de toda una generación que aprendió a cantar con él, en trío o en solitario, las letras que hablaban de todo y nada, de metáforas de la vida o la sencillez de la misma.
El mejor Cerati hizo arte a partir de los 90: discos eternos que agotaron su vida en una bocanada. Gustavo Adrián fue una fuerza natural que desde entonces no paró de experimentar. Había que verlo en vivo, escucharlo, sentir la potencia de su guitarra o de su voz. Gracias por tu música: a partir de ahora siempre será hoy.

domingo, 31 de agosto de 2014

La culpa es de los tlaxcaltecas

31 de agosto de 2014
La culpa es de los tlaxcaltecas
A mediados del siglo pasado la narradora Elena Garro escribió ese fascinante relato cuyo título era un descargo de culpas hacia el pueblo tlaxcalteca. Recordemos que al menos desde un punto de vista histórico a los indígenas de esta región del país se les achaca la derrota azteca y la consecuente conquista española, olvidando las propias culpas aztecas, la estrategia militar española, las enfermedades traídas por los europeos a nuestro territorio, o el resto de alianzas que Cortés estableció en su camino a la gran Tenochtitlán.
Desde esta perspectiva, el tlaxcalteca es, pues, un chivo expiatorio de la historia, el responsable de nuestra debacle, el traidor de la nación, el pretexto de nuestra perenne victimización.
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Tlaxcala es un estado ubicado al centro de México que me llena de gratos recuerdos: se trata del hogar de personas a las que quiero en demasía. Es, desde mi experiencia, tierra de gente cálida y dedicada, cariñosa y desinteresada, dispuesta a ofrecer lo mejor de sí sin esperar nada a cambio. No se tome este escrito como una ofensa a esa gente que me ha brindado su casa y su cariño. Estas líneas son sólo síntoma de mi propia frustración descubierta una vez más, ahora en suelo tlaxcalteca.
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¿Cuántas veces has sentido hambre sin poder saciarla? ¿Cuántas veces has contenido el llanto hasta desgarrar tu garganta en un grito que deshaga el nudo de emociones contenidas? Peor aún... ¿Cuántas veces has callado, acobardado ante tus sentimientos de odio, alegría o amor?
La imposibilidad del escritor es doble, pues de frente no puede decir lo que siente, y en ocasiones, frente al papel, las palabras o las formas le son insuficientes para expresar sus demonios. El escritor puede ser similar al comediante: crea personajes de sí mismo para ocultar sus emociones o decir sus verdades de manera velada. El escritor puede ser una versión del chiste de Pagliacci.
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Desde mi asiento la vista se reduce a viajantes que abordan el mismo autobús que yo. Algunos suben solos: en los andenes nadie los despide. En ocasiones, algún amante acompaña al viajero. Las despedidas son emotivas, llenas de besos, abrazos; alegrías por un pronto reencuentro o lágrimas por una larga ausencia. Desde mi asiento los observo con envidia: nadie llora mi partida ni espera mi regreso. Mi fracaso es del hombre solo, el que se guarda su cariño porque no sabe brindarlo, porque nadie lo espera y nadie lo pide.
En Tlaxcala dos amantes se despiden, mientras yo los culpo del fracaso de mi vida...

domingo, 15 de junio de 2014

Bajo la misma estrella

12 de junio de 2014
Bajo la misma estrella
Hace algunos días confesaba con cierta culpabilidad mis deseos de ver la película titulada Bajo la misma estrella, basada en el libro homónimo de John Green. Debo añadir que el sentimiento no es gratuito y que además es genuino. A continuación explico por qué.
John Green, nacido en Estados Unidos en 1977 es un escritor enfocado al mercado juvenil. Identificar el nicho de mercado de este autor es pertinente, pues su obra está plagada de protagonistas cuya edad ronda los 15 y los 18 años: la chaviza adolescente que puede identificarse con sus personajes, sus situaciones y sus historias, pues. El problema que esto me representa es que en la actualidad el mundo vive una homogénea adolescencia que se extiende a los 30, 35, y hasta a los 45 años de edad sin que el número pareciera detenerse pronto.
No se me malinterprete: la obra de Green no me parece abominable o aborrecible (peores cosas se han leído de forma masiva), e incluso su lectura me ha invitado a la repetición de alguno de sus títulos. Estamos ante un joven escritor que me parece ha encontrado en su primera obra, atractiva y bien escrita, por cierto, un nicho de mercado del cual difícilmente podrá separarse. Buscando a Alaska, novela iniciática donde el joven Miles ("and miles to go before I sleep") busca dos esencias que encuentra en la presencia (¿o en la ausencia?) de la  por siempre joven Alaska Young.
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Existen realidades tan brutales que incluso la palabra no puede nombrar. Nos encontramos en estos casos ante lo inefable, lo indecible. ¿Cómo se le llama a una madre que ha perdido a su hijo? ¿Por qué al hijo que pierde a su madre sí se le dice huérfano, pero somos incapaces de siquiera nominar un dolor o estado tan terrible como el antes descrito?
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John Green es ahora un referente más de la cultura pop. Quien lo lea se fijará más en sus referencias a Prince o a Peter Gabriel que en sus no tan veladas menciones a Robert Frost, Francois Villon o Gabriel García Márquez, por mencionar a algunos. John Green será recordado por lograr que el papel de dos jóvenes con cáncer que se enamoran sea el prototipo de amor perfecto ("¿quién sería el monstruo capaz de escribir eso?") y que las niñas deseen tener cáncer para encontrar al amor puro y (aparentemente) prohibido por una muerte inminente. Y ese será el pecado de Green, pues aunque trate de mencionar a los grandes de la literatura en su obra, en el fondo el intertexto que más pesará sobre él será el de Stephenie Meyer.

sábado, 3 de mayo de 2014

Inventario, o las últimas palabras de José Emilio Pacheco

03 de febrero de 2014
Inventario, o las últimas palabras de José Emilio Pacheco
Una de las palabras que resuena constantemente en mi imaginario es la que da nombre a la obra de dos de los mexicanos ilustres del siglo XX. Inventario, además de su denotación como asiento de bienes y propiedades de un individuo, para mí connota lo mejor de la actividad imaginativa. Pensemos, pues, en el inventario como ese listado donde queda registro de todas nuestras creaciones.
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No deja de resultar curioso que Arreola y Pacheco acudan a la memoria. El segundo fue amanuense del primero, y para José Emilio eso justificaba su paso por la tierra. A más de una semana de su muerte, sus lectores sabemos que hay más razones que lo justifican: entre ellas, por citar unas cuantas, están sus obras, donde Pacheco hablaba a menudo de la muerte, con una facilidad que resultaba inquietante.
Cuando uno lee las obras, o la crítica hacia las obras de Pacheco, notará que hay un detalle sobresaliente sobre todos los demás: la sencillez de su lenguaje. El autor de Las batallas en el desierto (ese libro que tanto le gusta a ella), era un escritor que no se complicaba buscando la expresión más sombría o rebuscada para expresar sus ideas. Al contrario. Su poesía, sus novelas, sus ensayos, y sobre todo sus Inventarios, dan nota del hombre que era capaz de contarnos las cosas más complejas en el lenguaje más sencillo.
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El día que falleció Pacheco, un amigo escribió en su facebook, palabras más, palabras menos, que respetaba a aquellos escritores que alejados de la parafernalia de la fama preferían la cátedra por medio de sus obras y sus Obras, a aquellos que si bien contaban con una gran Obra, tenían poca obra hacia su generación o las generaciones venideras.
Arreola, más que Rulfo, tenía vocación de maestro. Pacheco fue alumno del primero, y sin duda de ahí aprendió que los mejores escritores se forman a partir del trabajo en taller. Esa labor de "talacha" requiere sin duda de maestro y aprendices, y más importante, de personas que continúen esa didactica. Por eso los Arreolas y los Pachecos sobre los Rulfos y los Paz.
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Del oficio de maestro aprendí muchas cosas, más de las que realmente enseñé, y una de ellas fue que existía una novela titulada Buscando a Alaska, del autor estadounidense John Green. Sin descalificarla por tratarse de una novela juvenil, o menospreciar al autor por su perfil comercial (prejuicios aún instalados en el colectivo), nos encontramos ante una obra sencilla y bien escrita.
Muy lejos de aquella comparación con El guardián entre el centeno, pero también de Crepúsculo y otros fenómenos más comerciales que literarios, la novela de Green trata de un adolescente en busca de su gran quizás, idea arrebatada de las últimas palabras del poeta Francois Rabelais. Menudo talento además el del joven Miles, quien podía, entre otras cosas, memorizar las últimas palabras de los personajes famosos.
Este asunto de las últimas palabras es el que me ha venido dando vueltas a lo largo de estos días. Pienso en la muerte de José Emilio Pacheco, por ejemplo. En la importancia de su obra en la literatura, en mi mundo y en el mundo de aquellos que leyeron sus novelas o sus poemas conmigo o para mi. Pienso en su hija, poniendo palabras en boca de su padre, y explicando que la muerte del autor no fue dolorosa ni sufrida. Pienso en las últimas palabras de José Emilio, quien aún de noche, y sin saber que nunca más iba a despertar, seguro pronunció, con la misma naturalidad que lo hacía en su poesía, las palabras más cotidianas cargadas de una inmensa carga poética y miles de significados. Pienso en José Emilio diciendo adiós al mundo, a la vida, y a su pareja. Pienso en José Emilio diciendo "Buenas noches" y nada más.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Cartas a un desnudo poeta

02 de noviembre de 2013
Cartas a un desnudo poeta
Querido poeta:
Alguna vez tú y yo fuimos casi amigos. Sin que me desagradara tu persona, me parecías demasiado estridente para considerarte en mi círculo de íntimos, por el simple hecho de mantener yo un registro dos rayitas más abajo del tuyo. Simplemente no acepto la competencia. Y ojo, aquí hablo sólo de la personalidad.
Cuando te consideraba cercano, no sabía de tus pretensiones de poeta, porque ni siquiera las alardeabas. Lo tuyo era una especie de gusto por el performance espontáneo, ese que desde toda la vida ha ido en contra de mis principios. Lo he dicho y lo repito. Prefiero el grito articulado que el grito que sólo busca llamar la atención y luego no sabe cómo conservarla, porque este segundo grito tiende a ser repetitivo. Así, lo tuyo era una rutina de paseos en bici, desnudos (tuyos o de otras personas) en la calle o en fotos, defraudar a los amigos cancelando proyectos confirmados, que poco a poco te acercó a ese último viaje: Por favor, lea mi fotocopia.
A estas alturas yo estaba en un punto donde con los tal vez pocos argumentos críticos que cuento mencionaba que la fórmula de fotografía, desnudos, poesía y letras bonitas me parecía poco artística y tendía más a llamar la atención. Era una crítica con nombre, pero no con apellidos, la que decidiste desde tu trinchera y en forma unilateral que era sólo para ti, y que además era una afrenta personal de mi parte hacia tu persona y tu hacer.
Este malentendido originado por ti, nos llevó a un punto de no retorno, primero con una relación más ríspida y luego hasta los golpes el día que visitaste mi casa, en mi fiesta de despedida y violaste la privacidad de mi habitación sólo por hacerte el sociable, como si por tu sola presencia debiera rendirte pleitesía y admiración.
Pero no.
Querido poeta. La crítica no es contra tu persona. La crítica no es contra tu hacer. La crítica es hacia una fórmula que me parece gastada y que poco aporta. Que la vendas y que te la compren es cuestión de otro debate, así como la construcción del personaje que de ti estás haciendo. Querido poeta: el día que dejes de ver en las críticas ataques, serás un artista.

domingo, 13 de octubre de 2013

Los cómics que leo

10 de octubre de 2013
Los cómics que leo
Hace pocos años regresé a una de mis aficiones infantiles: la lectura de cómics. He aprovechado el camino para revisar además las teorías y la historia de los mismos. Debo agradecer a quienes me han acercado a libros que considero invaluables en este ejercicio de revisión de uno de los géneros más polémicos del siglo XX, desde el ya clásico Apocalípticos e integrados de Umberto Eco (leído con años de anterioridad a este ejercicio pero releído con particular entusiasmo), hasta la indispensable novedad de Apuntes sobre literatura barata del mexicano Jorge Flores Oliver. Entre estas lecturas, más algunas notas recogidas de foros en redes sociales y revistas especializadas (entre otras Comikaze, ganadora de la beca Edmundo Valadés de Apoyo a la revistas independientes), me he podido armar un panorama más completo de la importancia de este sector de la industria editorial que al menos en México, en los años 80, contabilizaba millones de ejemplares vendidos semanalmente.
Sobre este punto, recuerdo un fragmento de Armando Bartra donde hablaba del declive de la industria del cómic: "La derrota de la historieta es la derrota de la lectura." No estamos en aquellos lejanos 70 u 80, donde en México había editoriales, autores y producción nacional, además de los productos con licencia traídos principalmente de Estados Unidos. En el país del norte, el "nacimiento" de nuevas editoriales no redituó en nuevos lectores, y desde los 90 hemos asistido a un declive notorio de la industria, donde poco a poco queda un mercado ya no de lectores cautivos, sino de especuladores y coleccionistas.
En todo caso, me da gusto saber que luego de una sombría década de inicio de siglo que tuvo fuertes altibajos y terminó con la desaparición de las licencias de cómic y manga de Grupo Editorial Vid, la sobreexplotación de algunos clásicos de este sello, la justicia de reeditar de manera digna un clásico como La familia Burrón, y el casi monopolio que tuvo Editorial Televisa por la poca distribución que tiene el mercado independiente, iniciamos el primer tercio de esta década con la opción de nuevas licencias extranjeras a nivel nacional. Si bien la industria está lejos de llegar al mercado infantil (único que a la larga podrá mantenerla) entre todos los títulos que hay a nivel nacional e internacional, me gustaría hablar, aunque fuera de manera breve, de aquellos que me llaman la atención y me parece tienen algo sobresaliente sobre el resto de la oferta.
En el mercado americano existen infinidad de opciones. Es obvio que no todas llegan a nuestro país, pero de las que lo hacen, me gustaría rescatar dos que leo asiduamente. Está, en primer lugar, el caso de Nova, que me parece interesante. Me encanta cuando Marvel rescata su premisa de héroes adolescentes. Sin ser la mejor serie, ni tener un argumento complejo o precioso, ni tener construcciones de personajes o situaciones que tiendan a la genialidad, Nova es una obra divertida. Firmada originalmente por Jeph Loeb, responsable de los productos Marvel para Disney, Loeb y el nuevo guionista Zeb Wells, pretenden acercar a nuevos lectores a esa odisea del espacio tan importante para Marvel. Así, tenemos una mamá mexicana, un superhéroe del sur de los Estados Unidos que cena tamales en un comedor decorado con cuadros de Diego Rivera, las apariciones de Joss Whedon, los chitauri, el director de la preparatoria de Back to the future en un cómic que trata del héroe de las estrellas buscando su lugar en el mundo.
Otra serie bastante atractiva es Manhattan Projects del genial Jonathan Hickman. Ojo con este guionista a quien Marvel ha cedido la responsabilidad de su joya de la corona: The Avengers. Sin que eso le quite el tiempo para publicar y mantener el nivel de series como East of west o la citada Manhattan... Hickman nos ofrece una obra cuya premisa parte del qué pasaría si los responsables de fabricar la bomba atómica no fueran mas que un puñado de científicos locos en la más literal acepción de la palabra. Una genialidad que además tiene un maravilloso diseño de portadas. No está demás en estas líneas decir que el manejo que Hickman está dando a Avengers y New Avengers de Marvel convierten ambas series en referentes que hay que leer.
Si nos acercamos al mercado mexicano me encantaría citar el acierto que tuvo Kamite al publicar la última incursión de Hellraiser al cómic, traído de la mano de su creador Clive Barker. Una historia de terror que rehúye a los golpes de efectos y que apuesta a la construcción de personajes y diálogos que en boca de Pinhead suenan a verdades o evangelios del hombre sin fe. Otro gran punto a favor de esta editorial es el ya conocidísimo The walking dead, que aun siendo de mis favoritos, no diré más nada a su favor debido a todo lo que ya se ha comentado de la obra a estas alturas.
En México, y de manera independiente, llega el esfuerzo de Dharma Cómics, comic book de ciencia ficción que recopila de manera bimestral tres historias en un mismo número partiendo de un tópico común. Si bien el arte es irregular, y en algunas ocasiones el guion parece predecible, nos encontramos ante un gran esfuerzo que pronto arrojará grandes resultados.
En el rubro de las editoriales emergentes se encuentra Bruguera, que ha decido trabajar el caprichoso mercado del cómic independiente con la publicación del Irredeemable de Mark Waid. Este es otro gran acierto editorial que pretende deconstruir los lugares comunes. ¿Y cuál sería el lugar más común en el cómic de superhéroes? Pues el de los dioses solares. Irredeemable cuenta la historia de Plutonian, un hombre de otro planeta que lleva una doble vida. Con capacidades asombrosas entre las cuales se incluye una fuerza sobrehumana, un superoído capaz de detectar todas las frecuencias, y la capacidad de volar, Dan Hartigan trabaja en una estación de radio local, se enamora de una de sus  colegas a quien le propone matrimonio y salva al mundo de innumerables desgracias hasta que él mismo se convierte en la principal amenaza de un mundo que juró proteger. Otra maravillosa premisa surgida de la pregunta ¿qué pasaría si Superman perdiera la cordura? Sin perder el hilo de Mark Waid, también vale la pena leer su Daredevil, quien tal vez ha perdido esas tonalidades más oscuras que alguna vez le delinearan algunos de los guionistas más grandes de la historia como Frank Miller, Brian Michael Bendis o Ed Brubacker, y en esta nueva versión nos cuenta historias más entretenidas que no pierden el drama de la vida de Matt Murdock.
Y si ya estamos hablando de Mark Waid y su hombre sin miedo, ¿por qué no mencionar de una vez aquellos títulos llamativos del universo Marvel publicados en México? Además de los ya mencionados Avengers y Daredevil, las obras firmadas por Rick Remender tienen un potencial increíble. A saber, Uncanny X-Force y (en menor nivel) Uncanny Avengers son obras que juegan con un eventual fin del mundo a manos de supervillanos que no tienen escrúpulos para jugar con el espacio temporal. Así, los héroes deberán cruzar la delgada línea de la moral con tal de mantener la ilusión de orden que reina en el mundo conocido. Remender es un gran narrador en off, que explica en cartuchos y al margen de la acción de las viñetas conceptos ideológicos que no suenan forzados y que van de la mano con sus historias.
Marvel México trae además a un nuevo Thor, bajo el título Thor God of thunder, que pretende retomar la divinidad de este héroe y jugar un poco más con su mitología, y por qué no, crearle una nueva que respete su nivel de deidad. Jason Aaron es el responsable de esta odisea que enfrenta al dios a un nuevo Ragnarok, y crea una narración con frases dignas de un texto apocalíptico y un arte que acerca al cómic a niveles de obra de arte pocas veces alcanzados.
Revisando nuevas mitologías también tenemos al Aquaman de Geoff Johns y la Wonder Woman de Brian Azzarello. Estas creaciones clásicas de DC llegan por cortesía de DC Cómics México, en su versión New 52, relanzamiento del universo DC. Johns ya había revitalizado a un decaído Green Lantern y lo ha hecho el centro de muchos acontecimientos de DC desde que tomó el título. Lo que ahora hace con Aquaman es algo parecido: infunde respeto en un héroe que el mercado no había tomado muy en serio. Azzarello coloca a la amazona de nuevo en su reinado mitológico, aquel donde George Pérez y John Byrne alcanzaron grandes niveles narrativos. Azarello aún no alcanza ese nivel, pero tampoco está lejos de lograrlo.
Por último, no me gustaría cerrar este repaso sin mencionar la gran transformación de Cyclops alcanzada en Uncanny X-men de la mano de Brian Michael Bendis. Ya no tenemos a un Scott Summers defendiendo el sueño de Xavier ni peleando contra la supremacía mutante promulgada por Magneto. Cyclops encabeza la nueva revolución mutante con acciones y frases dignas de un contrarevolucionario. Operaciones encubiertas, boicots contra los poderes establecidos y enardecidos discursos pronunciados al irrumpir las señales de los medios de comunicación. Una gran premisa que aún no termina de explotar, pero que puede ser una gran oportunidad para revitalizar el universo mutante de Marvel Comics.
¿Nuestra industria editorial del cómic es perfecta? No lo creo, pues aún podrían publicarse otros títulos y otras opciones que fueran distintas al mercado superheroico. El descuido de las editoriales, sobre todo de la División de Cómics de Editorial Televisa que con sus constantes omisiones y errores editoriales impiden que se tome a la industria en serio, es una agravante más. La falta o el desconocimiento de nuestros clásicos y sus esfuerzos también impiden el crecimiento del mercado, así como el centralismo de nuestro país. Me encantaría encontrar en este repaso algo de 656 cómics, por ejemplo, pero baste hasta ahora para saber que hay buenas ofertas a nuestro alcance. No serán todas, ni serán las mejores, pero al menos sirven para iniciar una nueva aventura.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Actuar ¿correcta o efectivamente?

01 de septiembre de 2013
Actuar ¿correcta o efectivamente?
Algunas escenas del día de hoy en la Ciudad de México mostraban a granaderos siendo agredidos por aquellos que se manifestaban con motivo del Primer Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto. Resulta obvio que los tipos de las fotos no son estudiantes ni profesores. ¿Radicales? Probablemente. ¿Grupos de choque contratados por las autoridades? Mucho más probable.
Desde la toma de posesión de Peña el régimen priista regresó con todas sus tácticas de desacreditación hacia los movimientos ciudadanos. Imágenes como estas me hacen recordar las consignas antipeñistas: "Yo sí leo, no veo Televisa." ¿Dónde están, entonces, las lecturas históricas? ¿Dónde están, pues, las lecturas que nos ayuden a interpretar la realidad y el instante? Porque leer no es memorizar tres libros que hayan marcado tu vida. Leer es una capacidad adquirida para interpretar de manera correcta los signos frente a los que estamos.
Hoy, un articulista de La Jornada escribía respecto a la necesidad de salir a las calles. Hablaba de tres tipos de jóvenes que no saldrían a marchar. Los desinformados, los críticos en exceso, y los que no se sienten identificados por ningún movimiento de resistencia. Dice el texto, hablando de los últimos, aunque el argumento bien cabría también para los críticos: "Como es conocido, ellos tienen sus argumentos y prefieren 'pensar correctamente' a realizar una acción correcta. Yo creo que es preferible salir a las calles para hacer lo justo aún por las razones equivocadas, que permanecer en casa y sin hacer nada por las razones “correctas”. Y es que mirando hacia atrás podemos cambiar nuestra opinión, pero no cambiaremos jamás lo que hemos hecho o dejado de hacer." Argumentos como éste me parecen medianamente atinados, pues es cierto que el pensamiento políticamente correcto no es siempre el más efectivo. A esto sumemos, que la necesidad de salir a las calles a protestar vulnera la imagen de los manifestantes.
No es un secreto a voces mi cada vez más creciente desconfianza hacia las marchas. Su inoperancia y falta de efectividad llegan cada vez a niveles alarmantes, pues la autoridad las aprovecha para exacerbar los ánimos de la sociedad que se siente afectada en su modus vivendi, y aprovecha esta exposición para construir una imagen negativa alrededor de los jóvenes, gracias al porrismo. De lo que se habla aquí entonces no es de actuar de manera correcta o no, sino de buscar un mecanismo que nos permita actuar de manera efectiva.Ojalá pronto aprendamos a interpretar correctamente los signos a nuestro alrededor, pues aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla. Agreguemos, además, que, gracias a la efectividad de los métodos gubernamentales, los grupos de resistencia deben enfocar sus baterías en dos frentes: liberar a sus detenidos, y tratar de limpiar su imagen ante la sociedad. Y ese es un gran derroche de recursos que ninguna lucha debe permitir.