viernes, 10 de noviembre de 2006

4 de noviembre de 2006
Según Derrida, Cortázar deconstruido
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera [...] y entonces jugamos al cíclope... (Cortázar)
Toco tu culo, con un dedo toco el borde de tu culo, voy dibujándolo como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu culo se entreabriera [...] y entonces jugamos al cíclope... (Un amigo de Omar)
Toco tu mula, con un dedo toco el centro de tu mula, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu mula se acostara [...] y entonces jugamos chicha chicha... (Infrahuevones)
Toco tu ojo, con un dedo toco el borde de tu ojo, voy dibujándolo como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu ojo se entreabriera [...] y entonces te sientas sobre leche... (Bataille)
Toco tu rayuela, con un dedo toco el borde de tu rayuela, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu rayuela se entreabriera [...] y entonces jugamos bebeleche... (Cortázar mexicanizado).
Toco tu fe, con un dedo toco el borde de tu fe, voy dibujándola como si saliera del poder de mi mano, como si por primera vez tu fe se entreabriera [...] y entonces jugamos al engaño... (La Santa Madre Iglesia).
Toco tu miedo, con un dedo toco el borde de tu miedo, voy dibujándolo como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu miedo se entreabriera [...] y entonces jugamos al suspenso... (Alfred Hitchcock).
Toco tu dedo, con otro dedo toco el borde de tu Ídem, voy dibujándolo como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu dedo me señalara [...] y entonces jugamos a la creación... (Miguel Ángel, quien para efectos prácticos es Dios).

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