miércoles, 11 de septiembre de 2013

Actuar ¿correcta o efectivamente?

01 de septiembre de 2013
Actuar ¿correcta o efectivamente?
Algunas escenas del día de hoy en la Ciudad de México mostraban a granaderos siendo agredidos por aquellos que se manifestaban con motivo del Primer Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto. Resulta obvio que los tipos de las fotos no son estudiantes ni profesores. ¿Radicales? Probablemente. ¿Grupos de choque contratados por las autoridades? Mucho más probable.
Desde la toma de posesión de Peña el régimen priista regresó con todas sus tácticas de desacreditación hacia los movimientos ciudadanos. Imágenes como estas me hacen recordar las consignas antipeñistas: "Yo sí leo, no veo Televisa." ¿Dónde están, entonces, las lecturas históricas? ¿Dónde están, pues, las lecturas que nos ayuden a interpretar la realidad y el instante? Porque leer no es memorizar tres libros que hayan marcado tu vida. Leer es una capacidad adquirida para interpretar de manera correcta los signos frente a los que estamos.
Hoy, un articulista de La Jornada escribía respecto a la necesidad de salir a las calles. Hablaba de tres tipos de jóvenes que no saldrían a marchar. Los desinformados, los críticos en exceso, y los que no se sienten identificados por ningún movimiento de resistencia. Dice el texto, hablando de los últimos, aunque el argumento bien cabría también para los críticos: "Como es conocido, ellos tienen sus argumentos y prefieren 'pensar correctamente' a realizar una acción correcta. Yo creo que es preferible salir a las calles para hacer lo justo aún por las razones equivocadas, que permanecer en casa y sin hacer nada por las razones “correctas”. Y es que mirando hacia atrás podemos cambiar nuestra opinión, pero no cambiaremos jamás lo que hemos hecho o dejado de hacer." Argumentos como éste me parecen medianamente atinados, pues es cierto que el pensamiento políticamente correcto no es siempre el más efectivo. A esto sumemos, que la necesidad de salir a las calles a protestar vulnera la imagen de los manifestantes.
No es un secreto a voces mi cada vez más creciente desconfianza hacia las marchas. Su inoperancia y falta de efectividad llegan cada vez a niveles alarmantes, pues la autoridad las aprovecha para exacerbar los ánimos de la sociedad que se siente afectada en su modus vivendi, y aprovecha esta exposición para construir una imagen negativa alrededor de los jóvenes, gracias al porrismo. De lo que se habla aquí entonces no es de actuar de manera correcta o no, sino de buscar un mecanismo que nos permita actuar de manera efectiva.Ojalá pronto aprendamos a interpretar correctamente los signos a nuestro alrededor, pues aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla. Agreguemos, además, que, gracias a la efectividad de los métodos gubernamentales, los grupos de resistencia deben enfocar sus baterías en dos frentes: liberar a sus detenidos, y tratar de limpiar su imagen ante la sociedad. Y ese es un gran derroche de recursos que ninguna lucha debe permitir.

martes, 10 de septiembre de 2013

El artista y el iluminado. Una reflexión

30 de agosto
El artista y el iluminado. Una reflexión
Una de las polémicas recurrentes entre los estudiantes de la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Universidad de Guadalajara tiene que ver con la creación literaria. A saber, para muchos la licenciatura debe ser un semillero de poetas y artistas, cuando el perfil del egresado tiene que ver más con actividades como la docencia, la investigación, la crítica literaria y la reflexión. Es obvio que ninguno de estos perfiles es excluyente, y que en un mundo perfecto serían complementarios. Así, el buen poeta tendría un ojo fino para el análisis, pues podría explicarnos una poética, mientras que el analista podría utilizar todos los elementos del método para crear una buena obra literaria. Ahí tenemos a Luis Vicente de Aguinaga y a Gerardo Cham, por poner un ejemplo.
La discusión se agrava cuando los improvisados le apuestan al grito fácil, al performance y a los trazos de una pluma de inspiración arrebatada. Además, la presencia de foros de lectura, semanas culturales, y espacios con micrófono abierto permiten que cualquier valiente nos ofrezca su "poesía" y que además, los entusiastas del poema o del poeta lo defiendan. Que no se me tome por dictador. Cualquiera puede escribir, y cualquiera puede leer en voz alta su obra, pero no cualquiera puede ser considerado escritor o artista. Ese es el punto del debate.
Mi argumento es que el escritor primero debe escribir, axioma tan básico que siempre olvidamos, para así poder hacer cuanta cosa se le ocurra con su obra. Cuando hablamos de la escritura como oficio no nos referimos al acto de poner una letra tras otra para ver qué sale. Escribir es valerse de artimañas, del oficio, de la búsqueda, y ésta se da en lo privado, no en Chapu, no dando gritos en las calles o pasillos, no pensando en cuantas fotocopias le voy a sacar a mi poema, no en el Malasangre, y no pensando en el próximo coctel. Aquí hablamos de hacer, y de hacer bien.
No se entienda con esto que satanizo el performance o la improvisación y que pondero la teoría por sobre todas las cosas. Aquí no hay prejuicio ni nada parecido. El performance pensado, el grito articulado primero en la mente y no en la garganta me parecen más valiosos que quien hace las cosas por llamar la atención. Se trata de pensar en la efectividad de los actos comunicativos. Así, pues, te pregunto, artista: ¿Quieres teorizar y decir que todos son pendejos porque no entendieron tu arte? Vuélvete esteta y refúgiate en el símbolo. ¿Quieres llamar la atención? Apláudete como foca, grita, encuérate a la menor provocación para que todos volteen a verte aunque tengas un discurso vacío. ¿Quieres comunicar, y elaborar un producto verdaderamente artístico? Trabaja en tu arte antes de trabajar en cómo recibir los aplausos.
Aquí no se critica al "poema" como acto. Se critica el acto malogrado del performance. Se critica al tipo que se siente artista pero parece padecer el síndrome de Tourette. Antes de dar show, el escritor debe escribir. Así de evidente es el axioma, así de evidente es la proposición. Escribir es construir. ¿Cómo lo sé? Porque escribo, no amontono palabras una sobre otra a ver que sale.

lunes, 9 de septiembre de 2013

10 libros fundamentales de nuestros tiempos

15 de agosto de 2013
10 libros fundamentales de nuestros tiempos
El dossier de la revista Letras libres de este mes es extraño. No por el ejercicio de enlistar, mismo que se ha discutido en tantas partes, y que sin duda es antesala del arte de coleccionar y de ordenar, sino por la misma selección que los colaboradores de dicha revista hicieron. A saber, cada autor entregó un listado de los libros que para ellos son parte fundamental de la modernidad, cualquier cosa que eso signifique. Más allá de los chistes involuntarios, la pedantería, y los criterios bastante laxos de selección, tomo como un ejercicio y comparto a continuación mis 10 clásicos fundamentales de nuestra época.
1.- Pedro Páramo. Juan Rulfo. El monstruo de la literatura mexicana, para bien y para mal. Algunos lo reverencian, otros temen su presencia, pero contrario a aquel que nunca debe ser nombrado, este libro estará en cualquier listado, por méritos propios de sus técnicas narrativas, le pese a quien le pese.
2.- La insoportable levedad del ser. Milan Kundera. Literatura sobaquera, solía decir uno de mis maestros favoritos de la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara, cuya opinión nunca compartí. Para mí, este libro es, en todo caso, el mejor ejemplo de literatura aforística, pues suele iniciar una gran escritura a partir de bellas frases. Este libro desnuda, además, el conflicto del desterrado, y de las luchas ideológicas del siglo XX. Un espejo de todas las caras del hombre en cuatro personajes.
3.- Watchmen. Alan Moore. En el siglo de los héroes y las ilusiones, nada mejor que una novela gráfica que apele al desencanto de todo lo conocido. En esta obra, más que en ninguna otra que haya leído de este autor, Moore hace uso de todos los recursos que tiene a la mano: el cómic en primera instancia, y cientos de argucias metaficcionales como respaldo. Su obra de la desilusión nos deja una certeza brutal: nada termina nunca.
4.- Desgracia. J.M. Coetzee. Como pocas, una poética de los fracasos y las renuncias. Un texto que duele, y que nunca, bajo ningún motivo cede a la esperanza.
5.- Ensayo sobre la ceguera. José Saramago. La fina ironía de Saramago aparece en esta obra donde los restos de una humanidad ciega por fin descubren en su exceso de luz la oscuridad de sus actos.
6.- La carretera. Cormac McCarthy. Pocas cosas tan difíciles para un misántropo que hablar de amor y que su discurso sea, además, creíble. La mejor novela del amor de un padre a un hijo en tiempos donde todos los caminos conducen al apocalipsis.
7.- Una introducción a la teoría literaria. Terry Eagleton. Mi escape de la literatura me lo proporciona esta obra clásica del análisis discursivo. Lo que Eagleton propone es maravilloso: utilizar las herramientas de la crítica literaria para hacer un análisis de la realidad.
8.- Obras completas. Tomo dos. Jorge Luis Borges. Sin duda Borges es el maestro de los artificios en la literatura, el lector y el escritor perfecto, el creador de la Biblioteca de Babel y cuantos elogios quiera ponerle uno a este brillante escritor. ¿Por qué elegir un solo tomo y no las obras completas? Tal vez porque ningún exceso es bueno. En Obras completas. Tomo dos encontramos al mejor Borges; no al que estaba en formación, ni al que ciego tuvo que recurrir a sus múltiples escribas. Aquí está Borges por Borges, de Otras inquisiciones al Elogio de la sombra, el autor de "El golem," "Borges y yo" y tantos más. El mejor Borges, pues.
9.- Esperando a Godot. Samuel Becket. Lo mejor de Irlanda en Francia. El absurdo en su máximo esplendor. El salto de un cínico "preferiría no hacerlo" a un existencialista grito llevado a sus últimas circunstancias. ¿Qué hacemos aquí? Esperamos a Godot...
10.- Cualquier libro de Slavoj Zizek. El hombre que regresó a la filosofía a los principales aparadores. Zizek parte de las corrientes más obscuras del psicoanálisis lacaniano y lo mejor del pensamiento marxista para explicarnos a Hitchcock, Socrates, Hitler, y cualquier signo popular que esconda una ideología. Casi cualquier cosa.
Mención honorífica merecen La mano de La Buena Fortuna de Goran Petrovic, y 13,99 de Frederic Beigbeder. El primero por ser un libro hermoso que apela en todos sus niveles al siempre bello acto de la lectura, y el segundo por ser el evangelio del nuevo milenio.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Crónica chilanga II

20 de julio de 2013
Crónica chilanga II
Ayer fue un gran día para despedirme (al menos momentáneamente) del DF. Comencé mi recorrido por la Condesa. Visité el Péndulo y me convencí que Guadalajara necesita un concepto similar. Fui a Miguel Ángel de Quevedo a comprar los encargos bibliográficos y me encontré una joyita de Zizek en 25 pesos. Visité a mis tías Pinita y Soco, y nuevamente coincidí con gran parte de la familia por azar. De ahí a Coyoacán, a despedirme de mi querida chica del asfalto y a buscar la piedrita que Aniela me encargó. En la búsqueda del libro inencontrable, agarré patín rumbo al Ángel, y luego a Bellas Artes. ¡Que bella es Avenida Juárez de noche! Y más variada en su oferta musical callejera que Guadalajara: en una esquina una banda de rock pesado con Danny DeVito interpretando al Penguin como vocalista, y en la otra una banda de rock que se acompañaba por metales, además de un acordeonista tradicional unas cuadras más adelante. El Monumento a la Revolución tenía pruebas de sonido para un concierto, y la llovizna amenazaba a chilangos (la concepción de esta palabra es variada, pues) y capitalinos por igual. Inició el regreso en metro Bellas Artes, miles de transbordos y un paseo afuera de ambas Cámaras legislativas, la última la de Diputados, hasta llegar a casa de mis tíos Paco y María Elena, que sin duda me recibieron y trataron de maravilla. A todos los que hicieron de este un viaje inolvidable: mil gracias. Y a los que no pude ver en esta visita, se las debo para la próxima. Será muy pronto.

Crónica chilanga

17 de julio 2013
Crónica chilanga
Llegué al DF el sábado con una sola intención. Conseguir trabajo. Días antes del anuncio de mi viaje, sólo dos personas conocían a conciencia este propósito: mis queridísimas Mode y Elena. Así, luego de visitar a gran parte de mi familia materna, que por suerte coincidió en un mismo punto, llegué por fin con Mode. Dimos un magnífico tour que incluyó un paseo fuera del mítico Bar Bar, festejamos el cumpleaños de mi amiga que se prolongó hasta el domingo y comimos un delicioso pozole en casa de su familia materna.
El lunes comenzó la búsqueda. Dos lugares llenan todas mis expectativas y son mi objetivo y mi sueño: Cafebrería el Péndulo, y la División de Cómics de Editorial Televisa. Luego de una mañana afortunada en el Péndulo, y de un amplio recorrido por la ciudad que incluyó taxis, metrobús, micro y metro, llegué a Coyoacán, y más precisamente, a los brazos de Elena, la chica del asfalto, quien me hizo comprar la pizza más cara del DF. Más tapatía que una torta ahogada, Elena confesó en una agradable plática que no tiene su metrocard ni ha visitado el bosque de Chapultepec, y aunque tiene un hijo más chilango que el smog, se resiste a pasar por el inevitable proceso de chilanguización.
Ayer fue un día cansado; tanto, que terminé irritado. Sobra decir que, pese a la amenaza de un miércoles tempranero, la compañía fue maravillosa con un gran amigo de editorial Santillana, y una rica visita al café Havanna en Polanco con Mode.
Hoy no amaneció tan temprano como debió haber sido. Sin embargo el tiempo y el tráfico nos permitieron llegar a Paseo de la Reforma, donde un imponente Ángel de la Independencia otea la ciudad. Caminé por el Paseo, el mismo de los plantones de Obrador. Vi la Estela de Luz, ese monumento en apariencia inútil que nos permite recordar el sexenio de Calderón, el de los 70 mil muertos y miles desaparecidos más. Ahí vi dos placas conmemorativas del movimiento que en su momento encabezó Sicilia y algunos pañuelos en memoria de jóvenes desaparecidos, algo que mi querida Patterson apreciaría. Recorrí el bosque de Chapultepec y caminé de nuevo hacia el Ángel, y justo en ese trayecto encontré a la persona que estaba buscando: el editor de la División de Cómics de Editorial Televisa. Qué mejor entrevista de trabajo. Le entregué mi curriculum en sus manos y le dije que estaba listo para comenzar a trabajar. La Ciudad de México, la Ciudad de la Esperanza. Y contrario a mi querida chica del asfalto, yo ya estoy comenzando mi proceso de chilanguización. Me quiero quedar en esta ciudad, y parece que las cosas se están acomodando.

viernes, 6 de septiembre de 2013

La gente más buena del mundo

08 de julio de 2013
La gente más buena del mundo
Entre la gente más buena del mundo se encuentran, sin duda, los amantes de mascotas. Los miembros de esta subespecie sufren cuando ven que un animal es víctima de cualquier tipo de maltrato, y por lo mismo exigen el cierre inmediato de tiendas donde se lucra con los pobres animalitos, pues es una fuente de empleo indigna de cualquier ser humano. Por esta razón organizan protestas afuera de esos comercios y le mientan la madre a los empleados malignos del demonio, quienes no tienen consideración por trabajar en este giro. Los amantes de mascotas suelen tratar a sus animales como reyes y comparten imágenes llenas de ternura con ese ser vivo especial que tanto quieren, o en casos extremos, administran páginas de redes sociales donde la mascota es puesta en un pedestal y admirada por su belleza o los lujos que el dueño puede proporcionarle. Eso sí, nunca esperes que un amante de mascotas adopte a un perro en la calle, y mucho menos que ayude a un niño de la idem. Los amantes de mascotas preferirán siempre ayudar a un xoloitzcuintle que a un escuincle o un pipeco.
Quizás a la par de los amantes de mascotas se encuentran los ciclistas. Conocidos por ser buenos por naturaleza, ellos conocen los riesgos que implica que una persona con un vehículo más grande, más fuerte y más veloz que tú te acose o intimide, y por lo mismo, jamás invaden las banquetas o zonas peatonales de la ciudad. Además, respetan siempre los semáforos y nunca intentan ganarle el paso a ningún vehículo motorizado. Por último, los ciclistas organizan anualmente ese bello monumento a la estética del cuerpo humano donde todas las llantas lucen bien. ¿Qué más podemos pedirle a los ciclistas? Porque sin duda, la vida no valdría nada sin esa oda a la llanta quemada y prieta que es el World Naked Bike o como se llame la mierda esa.
Entre tanta bondad, no sé cuál de los dos grupos sea mejor.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Grandes momentos en la historia del cómic de superhéroes

06 de julio de 2013
Grandes momentos en la historia del cómic de superhéroes
Si nos propusiéramos hacer un repaso más o menos significativo de la historia del cómic de superhéroes, tendríamos que mencionar sin duda la aparición de Superman en Action Comics en 1938, y la inminente proliferación instantánea de otros grandes iconos de la edad de oro: Batman, Green Lantern, Flash, Namor, Captain America, Wonder Woman, entre otros.
Luego tendríamos que dar un salto hasta el origen de los multiversos en DC, cuando las versiones de Flash de la edad de oro y la edad de plata se encuentran en un cómic, en 1962. En esta década, la aparición de los superhéroes de Marvel vino a romper un montón de esquemas narrativos y temáticos. Las creaciones más importantes fueron Fantastic four, Spiderman, X-men o Hulk, entre otros.
En los setenta es importante mencionar, además del desafío de Stan Lee al Comic Code Authority, las primeras muertes de grandes personajes, comenzando por la de Jean Grey, aunque siga siendo más significativa la muerte del Captain Marvel en 1982, por ser el único héroe de renombre que no ha regresado de la muerte. En esta misma década aparece un gran antihéroe: Wolverine, quien también en 1982 tuvo un acontecimiento mayor con la aparición de su miniserie escrita por Claremont y Miller.
Y es que los ochenta traen una cantidad impresionante de sucesos, comenzando con la invasión inglesa del cómic, que masificó el trabajo de grandes autores como Neil Gaiman, Grant Morrison, Alan Moore o Dave Gibbons. A este par se le debe la aparición de Watchmen, que por primera vez nos muestra a héroes falibles, muy humanos, y dispuestos a realizar acciones de moral muy discutible. Esta década también vio el gran intento de DC Comics por establecer una línea temporal definitiva para sus multiversos, y así apareció Crisis on infinite earths, además de los reinicios de Superman por John Byrne, y Batman por Frank Miller, quien se dio tiempo de elaborar esa otra joya que es The dark night returns. En esta década, por último, surge Vertigo, una línea de cómics más experimental de DC que publicó historias más arriesgadas.
Por fin llegan los 90 y la caída de los grandes iconos: la muerte de Superman, la caída del murciélago, la locura de Green Lantern. Aparece además una opción que dio libertad creativa y poder absoluto a los creadores sobre sus creaciones, con el surgimiento de Image Comics y su insignia Spawn. Para hacer frente, Marvel y DC comenzaron a publicar grandes crossovers y además se dieron el lujo de publicar un sello donde sus creaciones coexisteron a manera de fusión. La aparición de las obras de Alex Ross, Kingdom Come en DC y Marvels en la acera de enfrente, confirmó lo que los autores ingleses de una década atrás habían logrado: llevar a la narrativa gráfica a niveles de obras de arte.
El siglo XXI se ha visto marcado por momentos de crisis en la industria, pues en una terrible ironía, la venta de comics ya no sostiene al mundo del cómic. Las apuestas más arriesgadas de este nuevo milenio han sido Civil war o Marvel Now de Marvel, y Final crisisThe new 52 de DC, que no han salvado a los grandes sellos de la picada en que se encuentran. Acaso lo mejor que ha pasado en estos años ha sido el salto de las viñetas a la pantalla grande, y el cambio del spandex a trajes de nuevas texturas. La creación de universos cinematográficos como el de Marvel/Disney, hizo que las casas productoras realizaran apuestas con las licencias que ya tenían, como Fox con X-men, cuya primer cinta inició esta oleada de adaptaciones al celuloide.

martes, 3 de septiembre de 2013

Lo más mejor y lo más peor de las adaptaciones del cómic a la pantalla grande

01 de julio de 2013
Lo más mejor y lo más peor de las adaptaciones del cómic a la pantalla grande
Las listas. Amadas u odiadas, no dejan de ser maravillosos ejercicios con los cuales pretendemos imponer un poco de orden a nuestro mundo. Y si algo tienen de maravilloso los listados es que, al igual que los museos, siempre estarán incompletos. Sin afán de teorizar más, y recordando aquellas palabras del film de Disney Pixar ("Arriesgamos poco y tenemos y tenemos poder sobre aquellos que ofrecen su trabajo y su servicio a nuestro juicio") va aquí mi top ten de películas de superhéroes malas o peores.
1.- Spawn. La verdadera batalla entre el bien y el mal se llevó a cabo entre el cómic y su adaptación, ¡es horrible!
2.- Iron Man 3. Una muestra de que no importa cuantos millones recaudes, o qué tan entretenida sea tu cinta, debes respetar el canon de tus villanos, y más cuando hablamos del Mandarín.
3.- Superman Returns. Es tan mala que ni la he visto. Con escuchar el argumento basta para saber que estamos ante un guion carente de verosimilitud.
4.- Batman Forever y Batman & Robin. A partir de esas cintas se hizo el chiste que el peor enemigo de Batman era Schumacher. Vaya, son tan malas que el director pidió disculpas públicas.
5.- Catwoman. En ocasiones no basta una actriz ganadora de un Oscar cuando tienes un guion pésimo y una dirección igual. Además, superar el espléndido trabajo Michelle Pfeiffer era un reto muy difícil.
6.- Punisher. Hay una versión que es olvidable. Tanto, que hasta sale Eduardo Yáñez, el charro sin cuello en Destilando amor. Por el contrario, hay otra versión que pasó directamente al DVD, al menos aquí en México, y es mejor.
7.- Gosth Rider. ¿Nicolas Cage? ¿En serio?
8.- El Fantasma. La historia clásica de Lee Falk, la que aparecía en las tiras cómicas de los diarios dio el salto a la pantalla grande en 1996 de una manera desafortunada. En este caso también era difícil igualar el trabajo original, así como el recuerdo de los jóvenes de la serie Los defensores de la tierra, donde el héroe en cuestión aparecía junto a Mandrake y Flash Gordon.
9.- Daredevil. Ben Affleck piensa que vamos a olvidar este trabajo con lo hecho en Argo. Se equivoca.
10.- Fantastic four. Estos fab four nunca han tenido una adaptación decente en la pantalla grande. Qué manera de arruinar a los más emblemáticos villanos de Marvel, sobre todo cuando hablamos de Galactus.
Este listado podría seguir, pues realmente hay muchas adaptaciones que son lamentables. Aunque disfrutables, rescato poco de los X-Men en general y lo mismo me pasa con el Spiderman de Raimi. Pero si queremos entrar en polémica, nada mejor que un listado con las diez mejores adaptaciones. He aquí mis elegidas.
1.- V for vendetta. Sí, digan lo que digan, esta versión no se apega muy bien al original, pero el guion de los hermanos Wachowski es una chulada.
2.- Watchmen. ¡Alan Moore, retuércete en donde estés! La verdad es que sus obras clásicas no son malas adaptaciones, aunque no respeten lo que Moore planteaba en sus originales. Bien merecida la parodia que de él hacen en los Simpsons. Respecto a la adaptación, me parece mejor logrado el efecto con el terror atómico logrado en el filme. Y si bien es lamentable la omisión de la historia de los piratas, comprendo que era un hilo argumental más difícil de trasladar a la pantalla.
3.- La trilogía del Batman de Nolan. El primer episodio de esta trilogía es maravilloso por su realismo; el segundo le debe todo su éxito a la actuación de Heath Ledger; y la última parte es un buen cierre, aunque a mi juicio sea la película más lenta y la más imprecisa de todas.
4.- Hellboy. Si bien procede de un cómic más oscuro, la versión del paisano Del Toro le hizo justicia al niño del infierno. Maravillosos efectos, y muy buenas tramas. 
5.- Superman. La primer adaptación con Cristopher Reeve es una obra de arte. Guion de Mario Puzo, actuación de Marlon Brando, un protagonista inolvidable y grandes villanos. Lástima de las dos últimas partes.
6.- Man of Steel. No la pongo en primer lugar para que no me tachen de grupie, pero qué manera de rehacer un mito. Estamos ante una película para adultos, pues su comprensión requiere más madurez mental que otras cintas de superhéroes. El guion de Man of steel está muy bien elaborado, su fotografía tiene unas tomas y unos encuadres bellísimos. Aquí no hay el putazo por el putazo, no hay chistes bobos ni se demerita a los villanos. Man of steel se sostiene a sí mismo como un sólo universo, cosa que muchas películas de Marvel, aunque me diviertan, no tienen.
7.- The Avengers. Sí, adoro las películas de Marvel, porque son hechas para entretener. Contrario al caso de Man of steel , esta historia es plana, muy simple, con un guion que no se complica y que, sin embargo, cierra de manera magistral todo lo hecho en la fase un del universo cinematográfico de Marvel.
8.- Kick Ass. Aún sin haber leído la versión del cómic, le apuesto mi resto a esta adaptación. ¿Por qué? Por el realismo que imprime el guion a sus personajes, además de la burla que les hace como seres marginados de la sociedad. Mención aparte merece la lolita Hit Girl, que a sus pocos años provocó erecciones a más de uno.
9.- Syn City. ¿A poco se me iba a olvidar? Una belleza de Frank Miller. Una excelsa dirección de Robert Rodriguez. Un gran equipo de actores. Una fotografía maravillosa. Talento desbocado es lo que hay en esta cinta.
10.- 300. Una joya. Un tributo estético. No hay nada más superheroico que un ejército de 300 hombres luchando contra el destino que de sobra ya conocen.
Y así, con el riesgo de las omisiones que entrañan las listas, espero no haber olvidado ninguna obra de arte, como las hasta ahora omisas The prestige, Ghost world, o Persépolis, que sin duda también merecen un lugar en este recuento.