domingo, 18 de marzo de 2007

2 de marzo de 2007
¿Historia o tradición?
Aquel que no conoce la historia está condenado a repetirla.
Dicho popular
No hace ni quince minutos que, mientras comía, me dedicaba a observar lo que algunos sabios han dado en llamar la caja idiota. El tenor de las noticias sigue siendo el mismo. Primero viene la versión seria y feminoide de Lolita Ayala, siempre tan incluyente y tan políticamente correcta, que aquello más bien parece un retrato del ciudadano ideal: acrítico, receptivo y siempre en busca de la nota amable.
Sin perder tiempo, la “Señal diferente” ofrecida por canal trece, se dedica a derridear (o deconstruir, pues), en un mismo programa, a Fuera de serie, conducido por Sofía Vergara y a Primer Impacto, con la presencia de Mirka de Llanos. Hechos Meridiano toma entonces, del primero, la imagen del conductor bigotón y buena onda; mientras recoge, del segundo, las banalidades que más se asemejan a la fábula (por la moraleja que suelen brindar) que a la noticia.
El contra ataque televiso es simultaneo. Asistiéndose de la estereotípica imagen de la mujer voluptuosa, Galavisión ofrece su mexican version of Primer impacto. Fue en este espacio donde, retomando el hilo conductor de este texto, escuché una noticia digna de las más airadas protestas encabezadas por Monsiváis, Poniatowska, et. al.
Así pues, durante la última representación del vía crucis de Ixtapalacra, en el cerro de la Cruz, se descubrieron los vestigios arqueológicos de una pirámide cuyas proporciones son superiores a las de la pirámide de la luna. El siempre eficaz equipo del Instituto Nacional de Antropología e Historia acudió de inmediato a corroborar el hallazgo sólo para declarar que, bajo ningún motivo, realizarán una investigación al respecto. De hacerlo, pronunciaron estos enanos mentales, atentarían contra el lugar en donde, año con año, se efectúa tan insigne celebración...
Ahora, señoras y señores, damas y caballeros del jurado, apelo aquí por el derecho que tenemos para conocer nuestra historia. Favorecer la preservación del status quo, la supremacía del mito sobre la historia, equivale a regresar a los sistemas medievales de pensamiento. Peor aún. En el medievo el conocimiento existía para unos cuantos, pero ahí estaba. Lo que se pretende con iniciativas de este tipo equivale a la negación del pasado, a la negación de la historia.
Propongo entonces a estos individuos ir un paso adelante. ¿Por qué no crear un índice de libros prohibidos? Mejor todavía. ¿Qué tal una quema publica de los mismos? ¿Por qué no perseguir a todos aquellos que se atrevan a tener alguna noción de historia? Señoras y señores, welcome to the jungle, bienvenidos a una etapa más de oscurantismo, de incomprensión a lo otro, de ideas universales y fundamentales acerca de lo que debe y no debe ser. De no reconocer que aquello de “al pueblo pan y circo” sigue tan vigente como hace dos mil años.

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