viernes, 12 de enero de 2007

29 de diciembre de 2006
Nacionalismo (con dedicatoria especial para maese Guillén por sus atentas palabras)

... Pero un corazón me aconseja: los nacionalismos ¡qué miedo me dan! Enrique Búnbury

No es poco el tiempo que se dedica en comerciales televisivos a insistir en la unidad de los mexicanos. Sin embargo, no deja de parecerme altamente sospechoso que entre los (i)responsables de estas chauvinistas ideas se encuentren grupos que de alguna manera favorecieron la llegada de Felipe Calderón a la H. Presidencia de la República de los Estados Unidos Mexicanos. Se sabe de antemano que los espíritus pequeños tienden a exaltar situaciones insignificantes para así manipular tranquilamente a sus pueblos.
+++
¿Qué tienen en común Calderón, Hitler y Napoleón Bonaparte? Más allá de sus ideales conservadores, estos hombres han abogado por un nacionalismo a ultranza tan falso como un billete de tres pesos mexicanos. Hitler no era alemán, así como Napoleón tampoco era completamente francés. Felipillo, por su parte, se ha dedicado, desde sus tiempos de candidote presidencial (así, candidote), a llamar a la unión de los mexicanos en contra de aquellos que, según él, quieren vernos separados (léase Andrés Manuel López Obrador).
Por otro lado es interesante describir las estrategias utilizadas por el alemán de bigotillo llamativo para inculcar en sus compatriotas la idea de supremacía de la nación aria. Hitler era un gran hombre de los medios de comunicación. Carteles, canciones, panfletos y cinematógrafos fueron empleados para hacer llegar a todo mundo los ideales del nacional socialismo. ¿Y qué era lo que decía toda esa propaganda? Aquel que no es como tú, es diferente. Aquel que es diferente, es tu enemigo. Y son precisamente estos pensamientos facistoides los que día a día llegan hasta la comodidad del hogar vía Fundación Televisa.

+++
Si la memoria no falla, van más o menos así. Spot uno. Dos niños platican en medio de una riña entre dos bandos: ¿Dónde vives?, En México, Yo también ¿y ellos?, También, lo malo es que no se acuerdan. Una voz fuera de cuadro dice: “La unidad es un valor único. Y tú ¿Tienes el valor o te vale? Spot dos. Imágenes de una sesión en la cámara de diputados. Un representante del PRD golpea a uno del PAN. Una niña observando televisión dice: “¿Por qué le pega, mamá? ¿Hizo algo malo?” La madre responde: “Al contrario, hija. Son esos diputados del PRD los que le están haciendo daño a México.”
Lo que aparentemente trata de funcionar como un llamado a olvidar las diferencias, no hace otra cosa más que acentuarlas. Aún recuerdo aquella de noche de copas en que tomé (literalmente) un taxi para llegar a casa. Después de establecer la mecánica mercantil, el conductor no dudó en preguntarme ¿estudias o trabajas? Respondí que hacía ambas cosas, por lo cual el taxista me felicitó y dijo (textual): “¡Qué bueno! Menos mal que no andas apoyando a los perredistas ni a los tipos de Oaxaca.”

+++

Concuerdo por completo con las palabras del buen Fedro Carlos Guillén cuando afirma que “detrás del nacionalismo se esconde la manipulación, y en muchos casos la imbecilidad de la gente.” No es que yo, sistemáticamente, tilde de imbécil a todos aquellos que me dicen estar orgullosos de ser mexicanos; sobre todo teniendo en cuenta que la tolerancia es un valor único. El asunto radica en qué clase de mexicano soy. ¿Me preocupo por lo que realmente pasa a mi alrededor (léase Oaxaca, represión, pobreza, inconformidad, hambre, etc.)? ¿O vivo una vida hedonista preocupado por los patrones que me dicta Fundación Televisa (incluidas la tolerancia de aparador, mis donaciones al teletón y el tienes el valor o te vale que finalmente no hace otra cosa más que valer madre)?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por recordarme tu blog, comparto muchas de tus ideas. Yolanda.