viernes, 12 de enero de 2007

30 de diciembre de 2006
Ñáñaras

Ñoñez tras ñoñez traté de intentar para poder lograr el extraño cometido que me propuse a mí mismo: iniciar este texto con la letra eñe. Así, luego de arduas búsquedas en el diccionario tratando de localizar la exacta palabra que embonara con el cuerpo del texto, di, al fin, con la ñoñeria referida. Me queda el descubrimiento de entradas tan agradables como ñiquiñaque, que casualmente se refiere a una persona u objeto despreciable. ¿Me estás oyendo ñiquiñaque?
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Sin duda alguna, el momento más memorable del mandato del Vicente Fox fue el día en que una niña le preguntó sobre el sentimiento que tenía al ser presidente. La respuesta fue digna de antología (“Se sienten ñáñaras”), y si mal no recuerdo, aparece en el recuento de frases celebres recopiladas por Ponchito: ¿Y yo por qué? publicado por Ediciones B.
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Según el Diccionario de la Real Epidemia de la Lengua, las ñáñaras son una sensación de cosquillas en el ano. Por lo que sé, éste es un síntoma más bien de aquellos que tienen infestados de lombrices los intestinos, y no de los que, por decisión popular, son elegidos como representantes de gobierno. Por otro lado, y dada la singularidad del caso, probablemente los dignatarios de cada nación evitan divulgar este tipo de señales corporales (imaginar una cumbre de naciones donde los presidentes hablan de sus anos y los cosquilleos que tienen por donde nunca les pega el sol).
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Yo soy muy pudoroso en cuanto a ir toqueteando mi ano por las calles del mundo. Podré rascarme un testículo de vez en cuando al ir caminando o esperando a que pase mi camión. Más reservado me comporto si se trata de escarbarme la nariz en busca de algún moquillo inquieto que anda perdido en los recovecos de mis cavidades nasales. Incluso soy discreto cuando tengo que acomodar en su lugar salva sea la parte luego de una inesperada erección callejera provocada por los encantos de alguna niña bonita, linda criaturita.
Yo, ignorante declarado, desconozco si existe un Manual de Carreño para Presidentes. Puedo suponer que sí, ya que no hace mucho se desató una polémica internacional cuando Evo Morales declaró que asistiría a cuanto evento fuera invitado, con las mismas prendas que utilizó a lo largo de su campaña presidencial en Bolivia. Entre otras linduras se le criticó por naco, aunque otros, con mucho más estilo, dijeron que eso era una falta de respeto al protocolo. ¿Qué habrán pensado de Fox y sus ñáñaras?
Sea por angas o por mangas, renuncio desde ahora a querer ser presidente. La sola idea de pensar que probablemente me tendré que sacar la fruta de la piñata constantemente es aterradora, incluso para mí. Si algún día tengo que rascarme el ano, prefiero hacerlo sin el remordimiento de lo que piensen mis compatriotas. Y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande.

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