viernes, 13 de octubre de 2006

24 de septiembre de 2006
La generación de la estupidez
El estúpido colectivo que año tras año tiene que aguantar desde la comodidá de su hogar ahora es suyo en cuanto baño, tren, camión, taxi, o fiesta indeseable se encuentre. Algo así me sucedió el día de hoy cuando viajaba en el autobús. De hecho me criticaba por utilizar una palabra tan culta y alejada del habla popular como chato, camión o minibús. Dejando la digresión de lado, trataba de pensar en algún tema digno usted, distinguido y culto público, cuando divisé a una mujer demasiado atenta a lo que sucedía en su t. v. portátil. Creí yo que observaba una película, quizá el noticiero, o con suerte algún documental de Canal 7. Nunca me pasó por la cabeza que estuviera viendo La Academia.
La verdad es que con eso de la generación de la luz, que así se hacen llamar los fulanos estos, se reactivó una pasarela donde desfilan y se venden vanidades, tristezas, alegrías, amores y todo por veinticinco pesos la llamada. Lo mismo pasa con Bailando por un sueño, que incluso ya ha sido deconstruido en Bailando por el recuento de mis votos.
Simple y sencillamente es de pena ajena ver este tipo de espectáculos. Y conste que no me refiero a las emisiones televisivas, sino a la señora atenta a su programa de sano entretenimiento. Prefiero incluso descubrir personas leyendo El código Da Vinci o a Carlos Cuauhtémoc Sánchez. No es que sea intolerante, pero...
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Cambiemos radicalmente de tema, querido lector. Hoy compré dos discos muy recomendables. Ambos manufacturan un pop excelente. El uno es de Fito Páez y Joaquín Sabina, en su proyecto titulado Enemigos íntimos, que contiene, entre otras, la ya memorable “Llueve sobre mojado.” El otro es de Natalia Lafourcade, quien luce su voz de cantante brasileira en “Casa” y “O pato.” Escúchelos ya.

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