lunes, 16 de julio de 2007

27 de mayo de 2007
¡Arriba el Pachuca, cabrones!
En México hablar de fútbol, religión o política presupone tres cosas. Se está con un íntimo amigo con quien se puede discutir cualquier tema; se tiene la intención de provocar tremendo argüende; o de plano, dialoga usted con un político. No es gratuito que una de las primeras advertencias que señala el Manual de Carreño de lo, para variar, políticamente correcto sea el no mencionar estos temas. Considerándome como siempre incorrecto, esta noche mancillaré dicho dogma de fe...
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¿Cómo alienar a un pueblo? Siguiendo los sabios preceptos del Imperio Romano: al pueblo pan y circo. ¿Cómo alienar a los mexicanos? Dándoles fútbol y comunión...
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Cuando el Pachuca ganó la final de la Copa de Campeones de Concacaf arruinó mi hipótesis de que éste era, políticamente hablando, el sexenio de las chivas. Digo, la llegada de un nuevo presidente les trajo un nuevo campeonato y hasta un millonario contrato publicitario con las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos Mexicanos. Suspicaz como siempre he sido, me pregunté, ¿cómo pagarán los tuzos por haber mancillado la corona del rebaño sagrado?
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Llámelo sospechosismo o teoría de la conspiración, pero no puedo concebir la medida que se le aplicó al Club de Fútbol Pachuca. ¿Por qué suspender el partido frente a Cruz Azul por un caso de doping? ¿Por qué usar así, de repente, mano dura contra las drogas? ¿Sabe usted cuanto dinero dejó de percibir el equipo tuzo por concepto de taquilla, sin mencionar los contratos de televisión y publicidad por la transmisión del partido? Yo tampoco...
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Y para colmo ¿qué tiene que hacer el presidente del país en la final de fútbol? Máxime cuando la lucha contra el narco está que arde. ¿O será que andan vigilando probables casos de doping? Mano dura contra los futbolistas no alineados, señor Presidente. Su pueblo se lo agradece. Por cierto, dicen por ahí que el Pachuca quedó campeón porque, ya entrando en confianza, usted es un perdonavidas, amigo Fecal. Pero eso sí, la letra con sangre entra; millones de pesos perdidos en la taquilla contra Cruz Azul lo demuestran ¿o no?
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Perdió el América porque ésta es una sociedad maniqueísta. Queda a consideración la despedida de Cuauhtémoc, el dizque último ídolo; un gol agónico que da la corona, amén de un penal inexistente a favor del América y uno de a de veras anulado; el hijo del presidente en la ceremonia de premiación; triunfo dedicado a las mujeres mexicanas, en especial a la primera dama. Y una pregunta ¿qué es más sagrado? ¿El fútbol, la religión y la política o la Santísima trinidad? ¡Arriba el Pachuca y abajo el aborto, cabrones!

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