lunes, 16 de julio de 2007

1 de julio de 2007
Icky thump
Cuando a principios del dos mil seis comenzó a circular la noticia de que Jack White formaría parte de una nueva banda llamada The Raconteurs, también corrió el rumor de la desintegración de los White Stripes. El guitarrista aclaró la situación desde el inicio y se limitó a decir que no pasaría mucho tiempo para ver un nuevo álbum de los rayas blancas.
Hace unos cuantos días salió a la venta el nuevo álbum del dueto formado por hermanos Jack y Meg White, el cual viene respaldado y no, por las declaraciones que el guitarrista dio hace poco a la Rolling stone: “No suena como ningún otro de nuestros discos. Es muy pesado.” En honor a la verdad, Icky thump, nombre de esta producción, es todo un tour de force por la historia del dueto, al mismo tiempo que muestra nuevas opciones que tal vez no hubieran encajado en discos anteriores a éste.
Así, entre las novedades ofrecidas están el tema que abre y da nombre a la producción, donde Jack ataca la construcción del muro fronterizo y le pregunta a los gringos ¿por qué no se expulsan ustedes que son inmigrantes también? Musicalmente ofrece, amén de las eléctricas guitarras, esa batería siempre acompasada y precisa, y el uso de sintetizadores, un inventivo solo de guitarra, parte fundamental en el desarrollo de la canción.
El siguiente corte es una mezcla perfecta de lo que ha sido la carrera de este dueto: cierta ambivalencia entre lo inocente y lo crudo. No en vano el nombre de la banda proviene de los dulces bicolores de menta y cereza. Con ciertos ecos del Elephant (“There’s no home for you here”) aderezados con un órgano Hammond, llega esta pieza, cuyo sencillo cierre, solo de guitarra incluido, da muestra de por qué Jack White es uno de los mejores guitarristas de rock en la actualidad.
Nuevos ecos se hacen presentes en “300 M.P.H...” ahora recordando los mejores momentos acústicos del disco anterior, aunque eso sí, para desgracia, sin pianos ni marimbas. A favor de esta canción, y de todo el material, de hecho, se puede decir que su palabra clave es “equilibrio.” Los White Stripes logran en este álbum un balance entre lo eléctrico del Elephant y lo acústico del Get behind me satan; entre una batería que funciona como mero acompañamiento y otra que por momentos se vuelve protagonista de los cortes; entre una Meg que sólo le pega a los tambores y otra simpática en las voces, como bien lo había demostrado en discos anteriores.
El cambio de aires se hace evidente en el corte número cuatro: “Conquest” es una canción que, con líneas de la guitarra, muy a la usanza de esas tonadas de plaza de toros, se hace acompañar de una poderosa trompeta de mariachi. Impensable en un disco anterior y prácticamente imposible de ejecutarse en vivo sin un músico extra, pero sin duda una excelente apuesta del dueto.
Y para recordarnos que lo mejor que hace este par es un rock guitarrero con aires de garage, aparece “Bone broke”; una composición que bien podría estar en cualquiera de sus tres primeros discos, figurando incluso al lado de un clásico del dueto: “Fell in love with a girl.”
“Prickly thorn...” y “St. Andrew...” por otro lado, son una muestra de ese aire conceptual y de investigación musical que Jack descubrió al colaborar en la banda sonora de Cold Mountain. Ambos temas están ligados por la batuta de una gaita que da pie al intercambio de notas con la guitarra de White y con la dulce voz de Meg.
El lado experimental descansa un poco y regresan otra vez los recuerdos del White blood cells. “Little cream soda”, pero sobretodo “Rag and bone” con ese jugueteo vocal entre Meg y Jack, el alucinante y constante pedaleo en el bombo y la repetición hipnótica en la melodía de la guitarra.
Icky thump finaliza con un cuarteto de temas interesantes en el buen sentido de la palabra. La primera dupla es la combinación entre guitarra, teclado y batería que arrojó tan buenos dividendos en la producción anterior. El broche de oro son esas dos joyitas guitarreras tituladas “Catch hell blues” y “Effect and cause.” Respecto a la pieza de blues, ésta cumple a la perfección aquello de que la guitarra le responde a la voz con esos viajadísimos solos que pasan por diferentes escalas. El campirano cierre del disco es un guiño al “Hotel yorba” con una inteligente y directa letra: “Well you can’t take the effect and make it the cause...”
El recuento nos ofrece un disco que, si bien no corresponde a las expectativas creadas luego de esas dos joyitas que son el rocanrolerísimo Elephant y el conceptual Get behind me Satan, sí da indicios de una búsqueda por nuevos horizontes. La producción en sí no es mala, pero parece más un trabajo de recapitulación emparentado a lo que le significo a este dueto el White blood cells, que un sonido fijo como el logrado en su clásico disco del cuadrúpedo.
Por lo pronto, habrá que esperar la segunda producción de los Raconteurs y la gira de ambos proyectos. Pero por favor, que los acompañen otra vez los Greenhornes...

No hay comentarios.: