domingo, 31 de diciembre de 2006

25 de diciembre de 2006
Juegos

Justamente el día de navidad se me ocurrió jugar a que podría aparentar ser parte de una familia. Ir a casa de mis abuelos, darles un abrazo, convivir con mis papás, ver a mis hermanos, llamar a mis amigos. Jugar a que mi familia no estaba desecha. Jugar sólo para olvidar una carencia que año tras año se vuelve más evidente.
Y es que mientras muchas personas pueden convivir con los suyos, yo tengo que lidiar con los fragmentos de mi vida. Sé que no soy el único que sufre. Al menos tengo un techo y algo que llevar a la boca. Y sin embargo me duele. Me duele ver que las personas que me rodean olvidan que yo tuve una familia que hoy no existe.
En navidad quise jugar a ser normal... A abrir regalos, a tomar ponche, a comer buñuelos, a pelar mandarinas, a cantar villancicos. No es difícil. Es como actuar. Hacerle creer a los demás que estás bien. El problema de la actuación es que agota. Fingir sólo deja un vacío. Y este año fue enorme. El año que entra jugaré a expresar lo que siento; será más fácil para todos...

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