viernes, 22 de diciembre de 2006

15 de diciembre de 2006
(A pesar del cliché) Los ojos como reflejo del alma

Todo el tiempo te espero, vuelve a casa. Mario Siperman
La ausencia de globos oculares es una de las características más conocidas de aquella figura que hemos nominado como la muerte. Más allá de su guadaña o su túnica de monje benedictino, es esta carencia de algo tan vivo como la mirada lo que nos demuestra cuan despiadado puede ser nuestro destino una vez que nos alcanza.
Y es que un muerto, más allá (literalmente) de ofrecer un lastimero aspecto, a través de su mirada sólo puede mostrar la carencia de emociones, de sentimientos que denoten que dentro de ese cuerpo alguna vez hubo vida. No hay espectáculo más desolador que enfrentarse a un cadáver, pues esto nos pone en duelo. Nos encara a la posibilidad de conocer un estado futuro, de saber que vamos a morir, pues.

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Contrario al comportamiento de los muertos, los vivos suelen utilizar fachadas para ocultar lo que sienten. La honestidad brutal que puede ofrecer un cadáver es mostrarse carente de vida. Los seres vivos, actores por excelencia, suelen mostrar sus sentimientos con reservas. Ya lo decía Alejandro Casona en su celebérrima obra Los árboles mueren de pie: “muerta por dentro pero de pie como un árbol.”
No debe extrañarnos encontrar por la calle personas que irradian felicidad en su recorrido por la vida, aun cuando por dentro las penas carcomen sus entrañas. Lo más triste no es la actitud optimista que le exigimos a nuestros iguales, sino encontrarnos demasiado atareados con la vida diaria como para darnos cuenta de lo que en realidad sienten y ocultan tras su mascarada.
Al igual que con los muertos, el observar a los vivos nos pone en duelo. Finalmente se contraponen los valores que tratamos de defender a capa y espada una vez que observamos nuestro reflejo futuro en la muerte o ya descubriendo que sufrir es una de las tantas maneras de demostrar que estamos vivos.
Tal vez por eso siempre me agrada mirar a las personas a los ojos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ya te agrege a mi blog
saludos

Miguel

Anónimo dijo...

qué sucede con los ojos de vidrio en las figuras del nacimiento?
con los del maniquí?