jueves, 13 de octubre de 2016

La noche que conocí a Bob Dylan

13 de octubre de 2016
La noche que conocí a Bob Dylan
Recién comenzaba el 2008 y los tapatíos sabíamos que Bob Dylan daría un concierto en la ciudad. Los precios de entrada correspondían a los de un músico legendario, por lo cuál era imposible para mi pensar siquiera en la posibilidad de ver a Dylan en la fecha de su presentación. Mi caso no era el de un seguidor acérrimo, pues apenas había escuchado los éxitos del cantante más por esa bella película donde actores de renombre y músicos de primer orden interpretaban distintas facetas del artista. Al igual que Lennon, no era un creyente de Zimmerman.
Dylan cumplió sus compromisos pactados en Monterrey, el entonces DF, y Guadalajara, y cuando se disponía a seguir su gira por el sur del continente, la noticia corrió como pólvora: la leyenda daría un concierto gratis en Zacatecas. Quizá entusiasmados porque la distancia no era mucha, y envalentonados por una juventud que probábamos y poco a poco se iba, la noche del 24 de marzo nos subimos al Ford Fiesta de un amigo y al ritmo de Fito Páez decidimos poner a rodar la vida.
Ya en Zacatecas se sentía el aroma de lo que sería una noche única en la ciudad. La plaza rebosaba de gente de todo el país: todos los presentes sabíamos que lo que ahí aconteciera sería único. De 6 personas que salimos de Guadalajara sólo dos nos encaminamos a la Plaza de armas, donde un escenario enorme y una tribuna de iguales proporciones ya estaban listos para recibir a una leyenda, sus creyentes y los que a partir de ese momento serían sus nuevos adeptos.
Para algunos la noche fue decepcionante: esperaban a un músico fuera joven para siempre, querían escuchar los mismos himnos en su versión de hace 40 años. Y es que muchos habían escuchado a Robert Zimmerman, pero pocos habían conocido a Bob Dylan, sin importar cuántas veces lo hubieran visto. Para quienes apenas lo habíamos descubierto, la mejor pista era justamente la cinta del año anterior: I'm not there era el manifiesto de lo que era Robert Allen Zimmerman, mejor conocido como Bob Dylan, un músico dispuesto a respetar al cambio como regla de vida.
La noche que conocí a Bob Dylan fue la noche que escuché "Like a rolling stone" en una versión que nada se parecía a la original: era el peso de la tradición dando vueltas y vueltas reconociendo esa máxima de los blueseros que en algún momento lo inspiraron: piedra que rueda no genera moho...

1 comentario:

VINICIO SANTOS dijo...
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