martes, 1 de mayo de 2007

15 de abril de 2007
Aclaración
Este es un cuento seleccionado de los anales de mi archivo para conmemorar de una manera diferente el aniversario luctuoso de la muerte de Pedro Infante.
Pepe el toro me da risa
...Era mi padre. Cuando crecí y lo busqué me dijeron que estaba muerto. Es algo difícil crecer sabiendo que la cosa de donde podemos agarrarnos para enraizar está muerta.
“¡Diles que no me maten!” El Llano en llamas. Juan Rulfo.
Por eso, papá. Por eso me da risa. Porque al final termina riéndose, como recordando que el que ríe al último ríe mejor. Y para términos prácticos sabemos que eso es una auténtica farsa. Porque dime ¿Quién carajos cree eso de que al final todo acabará bien? Es como si te quisieran educar con la creencia de que no importan tantas desgracias; total, la alegría llegará al final.
¿Te suena parecido, papá? Es lo mismo que dice el padre en su sermón todos los domingos, cuando voy a misa a instancias de mi madre. De hecho por ella estoy aquí. Porque me dijo “Busca a tu padre. No dejes de ir a visitarlo.” Y aquí estoy. Por ella supe de ti. Porque un día, de buenas a primeras, comenzó a contarme de un tal Pedro P.
“Es de tal y cual modo, Juan.” Nunca supe por qué me puso así. Sí papá, ese es mi nombre. Juan P. Mi mamá me decía que yo fui su única alegría. Era como si ella quisiera hacerle honor a su nombre. Dolores. Pero ella nunca hablaba de sufrimientos. Le gustaba ver el lado bueno de las cosas. Por eso, cuando me mandó a buscarte, sólo me dijo “No le pidas nada.”
Y así es, papá. No me interesa lo tuyo. Por eso vine hasta aquí, para verte y para decirte que mi madre ha muerto. ¿De tu hijo? De tu hijo ni te preocupes. Al cabo ya estoy grandecito. Mi mamá se encargó de educarme y darme todo lo que necesitaba. Yo nomás vine a cumplir la promesa que le hice a ella, de dar con tu paradero.
Pero ahora... Ahora que estoy aquí me da coraje. Porque sé quién eres, y sé que el olvido en el cual nos tuviste era por demás injusto. Mas no te preocupes, papá, ya aprendí que la vida es de ese modo. Por eso vi las películas de Pepe el toro. Porque era una tragedia tras otra. Y al final, cuando va al panteón y se ríe, yo me río con él. ¿Por qué? Porque lloré con él a lo largo de las tres cintas. Lloré cuando encontró al Torito muerto y recordaba a su hijo vivo.
Sin embargo, yo a ti no te recuerdo, papá. Porque cuando yo nací, tu ni siquiera vivías con nosotros. Andabas en otro lado, según eso trabajando. Y aunque sé que estoy aquí contigo, todo es inútil. Mi mamá me encargó buscarte, y ahora que te encuentro me doy cuenta que te he buscado en vano.
Ay, papá. No sé porque tuvo que ser así. Por eso me da risa. Porque ni siquiera vale la pena llorar. Total, ya estás muerto. Lo mundano ya no importa para ti. Ay papá, si te digo que por eso me da risa...
30 de diciembre de 2005

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