viernes, 8 de diciembre de 2006

5 de diciembre de 2006
Buscando respuestas...

¿Para qué escribir sino para decir de otra forma lo que otros ya dijeron? Premisa particular sin duda alguna, pero comprobada a lo largo de los tiempos y las plumas. Ya lo dice Monterroso: hay tres temas; el amor, la muerte y las moscas. Gurrola, otro sabio, repetía clase tras clase que era necesaria la constante lectura de diversos autores para así saber cómo se han dicho las cosas y no repetir las formas que otros ya han intentado.
La escritura incluso se convierte en la manera de refutar lo que otros dicen. Quizá es una de las razones por las que me agrada manejar un blog. El lector siempre tendrá la oportunidad de interactuar con su escribano favorito, y éste se beneficiará de este medio para saber lo que se piensa sobre su estilo. Cuestiones de la tecnología.
Sin embargo, permanece en mí la cuestión fundamental. ¿Para qué escribir? Dicho de otra manera ¿qué pretendemos al crear algo, si es que en realidad lo hacemos? Nuevamente recordando a Gurrola, él afirmaba que el escritor sólo tiende puentes entre varias obras a través de su trabajo, algo parecido a lo que escuche en la presentación del libro de Rafael Sánchez, hermano de Don Omar. La literatura es nuestra búsqueda de un ideal, pero es una búsqueda inútil. Una vez terminado un texto, queremos encontrar otra cosa, porque lo que hicimos no nos satisfizo.
Y si buscamos en vano ¿para qué escribir? Para liberarnos de nuestros demonios temporales. Para dejarlos plasmados en la virginal hoja en blanco y crear, más que nuevos mundos poéticos, nuevos demonios. Al menos eso es lo que creo.

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