domingo, 31 de diciembre de 2006

27 de diciembre de 2006
Lennon, John
Si existen los genios, yo lo soy. Si no, me da igual. John Lennon
La simple idea de escribir algo más acerca de John Lennon puede resultar, de inicio, aburrida. Seamos sinceros. Y es que se han utilizado tantas veces las mismas palabras para describirlo, que cualquier adjetivo aplicado a él tiene cierto aire de gastado. Creo, sin embargo, que como todos los seres humanos, Lennon era una persona contradictoria.
Nadie mejor como sus hijos para demostrarlo. Julian, por ejemplo, dice que esa figura del hombre que clamaba por la paz en sus canciones, jamás tuvo la capacidad de brindarle una vida tranquila a su primogénito. Es entonces cuando insisto en la frase de virtudes públicas, vicios privados.
Creo que una de las mejores lecturas que he realizado acerca de la vida de John Lennon fue en un especial sobre el veinticinco aniversario de su muerte. La base narrativa no eran las mismas frases halagüeñas de siempre. Aquello se trataba más bien de contraponer comentarios de personas que tuvieron la oportunidad de convivir con él. Gracias a eso, el compilador logró salir del lugar común: ofrecernos un Lennon que, con excepción de sus periodos atado a las drogas, por lo general no rompe un plato y es siempre víctima de Yoko y Paul.
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Sobre la música del señor Lennon, puedo decir que me parece genial. Su trabajo con el cuarteto de Liverpool hizo evidente un cambio de actitud en el mundo. Con mucha razón (y aunque a muchos les duela admitirlo) se dice que la época pop se divide antes y después de los Beatles. A mí me parece más brillante la etapa psicodélica de estos sujetos, sin demeritar lo logrado en su periodo pop.
Del Lennon en solitario es necesario escuchar su disco Plastic Ono Band. Este material está plagado de himnos, entre ellos los más célebres: “Mother”, “Working class hero” y “God”, oda al yo digna de ser cantada cada mañana, para así recordarnos que todo depende de nuestra individualidad. Por otro lado, aunque muchos dicen que John fue un esclavo de Yoko, yo me quedo con la idea de que el autor de “I’m the walrus” tenía una profunda fe en su trabajo, lo cual plasmó a lo largo de sus composiciones.
¿Y era tan genial como él mismo lo afirma? Por supuesto, hasta un genio podría notarlo.
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God (Lennon)
God is a concept by which we measure our pain. I say it again. God is a concept by which we measure our pain. Yeah, pain, yeah. I don’t believe in magic. I don’t believe in I ching. I don’t believe in bible. I don’t believe in tarot. I don’t believe in Hitler. I don’t believe in Jesus. I don’t believe in Kennedy. I don’t believe in Buda. I don’t believe in mantra. I don’t believe in Gita. I don’t believe in yoga. I don’t believe in kings. I don’t believe in Elvis. I don’t believe in Zimmerman. I don’t believe in Beatles. I just believe in me, Yoko and me. That’s reality. The dream is over. What can I say? The dream is over. Yesterday I was the dream weaver, but now I reborn. I was the walrus, but now I am John. And so, dear friends, you’ll just have to carry on. The dream is over.

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