sábado, 16 de septiembre de 2006

30 de agosto de 2006
Miedo...
Ahora que el tribunal electoral ha dicho que el recuento de votos en cerca de once mil casillas fue todo un éxito, los ya de por sí caldeados ánimos entre obradoristas y calderonistas están a punto de hacer ebullición. Muestra de ello es que en diversas universidades se están tomando acciones organizadas no por las autoridades de las instituciones, sino por los mismos estudiantes.
En el caso de la Universidad de Guadalajara, donde por lo general se habla de apatía, el hecho de que al menos un camión lleno de alumnos planee salir rumbo a San Lázaro este primero de septiembre me parece significativo. Yo recibí la invitación de dos personas cuyos nombres prefiero no publicar por aquello de las próximas represiones. Me comentaron que la situación no es pacífica y se espera que, en caso de correr literalmente con suerte, no haya ningún detenido.
Al momento de inquirir sobre mi presencia en el viaje respondí que no sabía lo que pasaría y que necesitaba pensarlo. Mi primera reacción ante la situación fue de miedo; sí estaría dispuesto a unirme con algún bando en caso de ser forzosamente necesario, mas pienso que todavía es demasiado pronto para tomar decisiones agresivas. El tribunal, si decide obrar en favor de Fecal (que dicho sea de paso es contradictorio, ya que cuando obramos expulsamos la mierda), será el responsable de un estallido social muy grande, donde grupos como la UNAM esperan cobrarse deudas pendientes como el dos de octubre.
La moderación en estos momentos es clave. El día 15 de septiembre es, como quien dice y acá entre nos, la hora cero. Y que Jesús nos agarre confesados (si usted tiene un amigo que se llame así, querido lector, está del otro lado). Como bien escuché hace poco, Obrador no era un peligro para México; lo han hecho un peligro.
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Reitero. No es que sea cobarde. Prefiero estar ahí cuando sea realmente necesario. O mejor dicho: no es miedo, es respeto.

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