sábado, 16 de septiembre de 2006

24 de agosto de 2006
Sobre el escabroso tema de la conquista
Ya hace algunos días que reflexionaba sobre el por qué los conquistadores y los conquistadores son tan parecidos entre sí. Y aunque suene extraño o parezca una aparente equivocación de este insigne escribidor, me refiero dos sujetos que se relacionan en dos niveles ya ligados a partir del dicho: “En la guerra y en el amor todo se vale.”
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El simple nombre de Don Juan nos da el arquetipo más obvio del galán conquistador. Este sujeto es, en todas las obras que hablan de él, un tipo de cuidado. Se bate en duelo por el amor de la mujer que quiere; cuando triunfa se queda con la susodicha en cuestión, y toma posesión de su nuevo objeto.
Los conquistadores de América, al igual que los conquistadores de corazones, batiéronse en duelo para así ganar bienes, ventajas, comodidades y tantas cosas más. No nos extrañe entonces la actitud predecible del conquistador. La seducción es su principal arma de batalla, basada un múltiples recursos cómplices como el guiño de ojo y el trato agradable. Cerca del fin te despojo de tu posesión más valiosa. Tu dignidad o tu virginidad. He ahí el conquistador. Jamás me quedo tan claro. P. D. ¿Se fijaron en mi maestría para introducir al lector en el tema? Dios, me sorprendo. Eso sin contar los recursos que utilizo. Soy sublime. (Sarcasmo inteligible sólo para iniciados en la Facultad de Letras).

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