lunes, 26 de febrero de 2007

20 de febrero de 2007
V for vendetta
Las más nobles palabras, como libertad, igualdad o justicia, servían para encubrir la represión, el favoritismo, las formas escandalosamente desiguales de tratar a los individuos...
Nosotros y los otros. Tzvetan Todorov
Varias de las que últimamente se han vuelto mis preocupaciones se ven cristalizadas en una de las cintas más asombrosas que he observado en mucho tiempo. Si Matrix (la primera) significó una auténtica reflexión acerca de lo que pasaría al confiar en los sistemas computacionales, con V for vendetta los hermanos Wachowski ponen de manifiesto un sistema autoritario sustentado en los falsos discursos.
No son los únicos que lo han hecho. Entre otras cosas, en estos días ha vuelto a mí la necesidad de retomar el prefacio del libro Nosotros y los otros, del búlgaro Tzvetan Todorov. Él también insiste en que muchas veces los discursos tienen como fin la validación de los actos.
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El mundo actual apesta a miedo. La nuestra es la educación del terror. Y es que constantemente se nos advierte sobre los peligros a los cuales debemos enfrentarnos al tomar una decisión. Mejor aún. Se nos insinúa que es preferible dejar la toma de decisiones en las manos de otro, de cederle nuestras perspectivas y opciones sin oponer resistencia, pues lo que dichas personas buscan es nuestro bienestar. “No te arriesgues, te va a ir mal...” Es triste descubrir que detrás de este tipo de frases se busque la completa alienación...
Y cuando alguien se encarga de hacer notar los desperfectos del sistema, inmediatamente éste lo condena y lo tilda de terrorista, utilizando, para lograr este fin, los preceptos de un patriotismo chafa que hiede a panfleto. V for vendetta lo plantea del siguiente modo: un nacionalismo a ultranza se sustenta en el miedo a lo otro, a lo diferente, pues se basa en la premisa de que lo diferente es peligroso.
Así, la educación del miedo viene directamente desde los aparatos ideológicos de estado. Las instituciones en más de una ocasión se apoyan para crear terror en la gente, que sigue sin comprender que el pueblo no debe temerle a su gobierno y que es el gobierno quien debe temerle a su pueblo.
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Se trata entonces de reforzar la imagen de lo diferente como algo terrorífico. El que atenta contra lo establecido, aquel que piensa en la posibilidad de un cambio para mejorar, se transforma en terrorista y no es visto como humano. Esta imagen es reforzada por los medios para aumentar el pánico. Y la única manera de evitar el caos es buscar la protección de un sistema paternalista que, para protegernos de todo mal, decide alejarnos de toda forma de pensamiento analítico.
Es en este sistema paternalista donde la seguridad de la información se vuelve lo más importante. Sólo los elegidos son capaces de acceder al conocimiento y, en consecuencia, al poder. La miseria se sustenta entonces con la pobreza mental, con la implantación de burdas formas de entretenimiento que tienen como único fin un difícil acceso al conocimiento para preservar el sistema...
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“... Audacia, justicia y libertad son más que simples palabras. Son perspectivas.” Dice el héroe de la cinta. Audacia, justicia y libertad son más que simples palabras utilizadas para engalanar los discursos de los políticos que buscan la aprobación de sus gobernados. Son ideales que deben defenderse más allá de las prácticas de miedo que se esconden detrás de campañas como “Tienes el valor o te vale”. Son ideales que deben prevalecer a signos tan siniestros como las chivas posando junto al ejercito. Más importante. Son la única verdad a la que podemos aspirar. Y ésta sólo se obtiene a través del conocimiento...

1 comentario:

Angélica Cota dijo...

¿Y has tenido la oportunidad de leer el comic? A mí la película me gustó, pero considero que el cómic (que leí antes) es mucho mejor.
Incluye, además de todo lo que comentas, una muy interesante perspectiva sobre la anarquía que en la película no quisieron tocar por cuestiones políticas, según supe.