30 de mayo de 2013
Una historia de Superman
Cuando se habla de
historietas y superhéroes se menciona, de manera imprecisa, que hace 75 años
fue la primera aparición del hombre de acero. Sin embargo, todo comenzó en 1933
con la publicación del cuento “The reign of the Superman.” Original de Jerry
Siegel, este personaje fue mejorado con el paso de los años por el mismo Siegel
y el dibujante Joe Shuster. Así, Superman pasó de ser un villano calvo con los
dones propios de un telépata (habilidad, por cierto, muy común en las historias
de la época) al héroe de capa roja que apareció tal como lo conocemos en el hoy
mítico Action comics #1. Con esto, junio
de 1938, fecha de portada de dicha historieta es, también, la fecha que marca
el principio de los superhéroes de historieta.
Superman sin duda refleja muchos valores
de la cultura americana, y él mismo es una representación de ese sueño: nos
encontramos ante un extranjero que
trabaja duro en el campo de los estados conservadores, atado a un rígido
código moral de verdad y justicia.
Sucesivas reescrituras al canon del
héroe se han dado en 75 años. Una de las más significativas es la de los 80,
donde no sólo se reescribió el pasado de Superman, sino de buena parte del
universo de DC Comics. John Byrne fue quien trajo una de las épocas más
gloriosas que tuvo el hombre de acero con una miniserie titulada The Man of Steel. Con esta serie crecí,
y eso explica un poco el por qué Superman es uno de mis héroes favoritos de
todos los tiempos.
La línea argumental de esta década
hizo que Superman por primera vez se nombrara juez y verdugo. Para contener la
amenaza que representaban el General Zod, Zaora y Quex-Ul, Kal-El decide matar a
los kriptonianos responsables de la muerte de los habitantes del planeta tierra
de un universo de bolsillo. Este fue un acto que desquició a quien juró
proteger todas las vidas, y así dimos con el Superman más humano de todos, el
que con el paso de los años se mostró vulnerable, incluso a la muerte.
Sin embargo, faltaban mejores cosas
para el hombre del mañana, quien decide que es tiempo de revelar a Lois Lane su
identidad secreta. Comenzaban los 90, una década extraña para los cómics, sobre
todo para las editoriales clásicas del género, que, agobiadas por las bajas
ventas, comenzaron a tomar giros argumentales nunca antes imaginados. Fue así
que editores, guionistas y personas involucradas en el mundo del cómic deciden
que Superman debía morir. Se anunció un gran crossover que muchos creímos una
locura. Lo que prometía ser un gran argumento fue también un gran éxito de
ventas, y en Superman #75, el último
hijo de Kripton muere a manos del que hasta el momento era un enemigo
desconocido: Doomsday.
Dan Jurgens, quien en los últimos 25
años ha sido uno de los guionistas y dibujantes más constantes de Superman, se
esmeró para el número de su muerte y logró unas viñetas ágiles, épicas, llenas
de drama y fuerza en los trazos. Luego de una batalla épica, el coraje de un
héroe dispuesto a sacrificar su vida, y una emotiva despedida, llegó el momento
en que Superman murió.
Luego de la muerte de Superman, DC
eligió el dinero sobre la calidad en los argumentos de su héroe insignia. La
muerte del hombre del mañana fue temporal, y no pasó mucho tiempo para el
regreso del héroe de capa roja. En el 97 renuncié a la lectura de esta
compañía, aunque seguí la lectura de algunos argumentos fuera de su continuidad
habitual. Entre ellos destaco Kingdom
Come, una novela gráfica distópica, con el argumento de Mark Waid y el arte
excelso de Alex Ross.
Lamento no haber leído los
argumentos del 2000 de DC. Parece ser que en algún momento regresaron las
buenas ideas y el desarrollo de los personajes. Lois Lane y Clark Kent al fin son
una pareja formal, adoptan un hijo kriptoniano que resulta ser hijo del General
Zod, quien además se sacrifica para cerrar la zona negativa. Más historias
aparecen en esta época que se ve marcada por las diversas rupturas de los
multiversos de la editorial. La más grande fue sin duda Final Crisis, y por
último la paradoja temporal de Flashpoint. Es un hecho que Superman deja de ser
el centro del universo DC y muchas grandes aventuras importantes serán
desencadenadas por Flash, Green Lantern u otros héroes de la segunda línea. Lo
mejor de esta época son los lápices de Jim Lee y el regreso de Grant Morrison a
DC.
En 2011, justo al iniciar la década,
DC Comics decide reiniciar la numeración de sus series, así como reescribir
gran parte de su mitología y actualizar el canon de sus héroes y villanos. En
el caso de Superman el reinicio fue medianamente afortunado. Aunque se respeta
muchísimo la idea de John Byrne, también se retoma el origen real del hombre de
acero. Un hombre en camino a su grandeza, con preocupación social, y la
arrogancia de la juventud. El cambio más importante es que por fin, luego de 73
años, Superman aprendió que los calzones van debajo de los pantalones.
Con el reinicio del universo DC,
muchos argumentos previos se perdieron. Lois y Clark ya no son pareja, y aunque
la tensión existe, también se revivió la llama entre Diana Prince y Kal El. El
hombre de acero no asume la personalidad de Superman o de Clark Kent, y se
asume a sí mismo como el último hijo de Kriptón.
Pese a este legado, las adaptaciones
de Superman a la pantalla chica y grande no han sido del todo afortunadas.
Acaso, la versión de Christopher Reeve, Marlon Brando, Gene Hackman, con guion
de Mario Puzo, fue la que más sobresalió, sobre todo en sus dos primeras entregas.
La saga fue perdiendo el brillo hasta llegar a una cuarta parte bastante
deprimente. Ahora que Warner está preocupada por la competencia que
Disney/Marvel representa para el cine de superhéroes se prepara un reinicio
para la historia en pantalla grande del hombre de acero. Con esto, a sus 75
años, el último hijo de Kriptón sigue vigente por su propia historia, y no por
los escándalos, de los cuales tampoco ha estado alejado, pero esa es otra
historia.
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