14 de mayo de 2013
Activismo y simulación
A un año del inicio
de las actividades del movimiento
#YoSoy132 leo una columna que afirma lo
siguiente: “El peor error que cometimos fue habernos organizado.” Al haber sido
parte activa del grupo puedo exclamar: ¡Ah, cabrón! ¿Pues cuál pinche
organización? En lo que sí concuerdo es en esto: “La propia mediocridad
política de la dirigencia del movimiento terminó por hundirlo.”
Esa mediocridad sigue ahí, reflejada
en las siguientes actitudes: si a un 132 le dices que el movimiento actualmente
es mediocre, te dirá algo sobre los procesos y los aprendizajes, siempre
positivos, y alegará además que casi toda crítica hecha al movimiento es
chafita y sin conocimiento de causa. ¿Se cumple un año de “la simulación de la
protesta social”? Sí, porque nuestra “resistencia” chafita y pinche sólo valida
un discurso donde el priismo queda como un grupo tolerante, que permite las
críticas, aunque en el fondo amedrente con el fantasma de la represión. #YoSoy132
no es la opción para “revolucionar” el sistema, pues con cada acto lo valida y
lo prolonga a costa de la propia traición a sus consignas: “si hay imposición
habrá revolución.”
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