09 de agosto de 2011
El paraíso perdido
Renunciaría a todo por ti, dijo el ángel. Cuando Dios escuchó estas palabras cortó de tajo las alas y le quitó la aureola. El hombre vio la sangre en la espalda de la mujer que perdió el brillo y también él renunció a ella, pues ya no tenía el encanto que lo cautivaba...
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