02 de noviembre de 2013
Cartas a un desnudo poeta
Querido poeta:
Alguna vez tú y yo fuimos casi amigos. Sin que me desagradara tu persona, me parecías demasiado estridente para considerarte en mi círculo de íntimos, por el simple hecho de mantener yo un registro dos rayitas más abajo del tuyo. Simplemente no acepto la competencia. Y ojo, aquí hablo sólo de la personalidad.
Cuando te consideraba cercano, no sabía de tus pretensiones de poeta, porque ni siquiera las alardeabas. Lo tuyo era una especie de gusto por el performance espontáneo, ese que desde toda la vida ha ido en contra de mis principios. Lo he dicho y lo repito. Prefiero el grito articulado que el grito que sólo busca llamar la atención y luego no sabe cómo conservarla, porque este segundo grito tiende a ser repetitivo. Así, lo tuyo era una rutina de paseos en bici, desnudos (tuyos o de otras personas) en la calle o en fotos, defraudar a los amigos cancelando proyectos confirmados, que poco a poco te acercó a ese último viaje: Por favor, lea mi fotocopia.
A estas alturas yo estaba en un punto donde con los tal vez pocos argumentos críticos que cuento mencionaba que la fórmula de fotografía, desnudos, poesía y letras bonitas me parecía poco artística y tendía más a llamar la atención. Era una crítica con nombre, pero no con apellidos, la que decidiste desde tu trinchera y en forma unilateral que era sólo para ti, y que además era una afrenta personal de mi parte hacia tu persona y tu hacer.
Este malentendido originado por ti, nos llevó a un punto de no retorno, primero con una relación más ríspida y luego hasta los golpes el día que visitaste mi casa, en mi fiesta de despedida y violaste la privacidad de mi habitación sólo por hacerte el sociable, como si por tu sola presencia debiera rendirte pleitesía y admiración.
Pero no.
Querido poeta. La crítica no es contra tu persona. La crítica no es contra tu hacer. La crítica es hacia una fórmula que me parece gastada y que poco aporta. Que la vendas y que te la compren es cuestión de otro debate, así como la construcción del personaje que de ti estás haciendo. Querido poeta: el día que dejes de ver en las críticas ataques, serás un artista.
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