13 de octubre de 2006
Amor, sexo y... ¿Violencia?
Como buen lector que me considero, abierto a leer cualquier cosa que tenga los requerimientos mínimos de calidad en escala de valores yonisiaca, es obvio que jamás me he negado a la lectura de literatura erótica. Sin el afán de querer discutir entre qué es pornográfico y qué erótico, será aquí punto de acuerdo que el relato erótico hablará de sexo, ya sea de forma velada o descarada.
Así, entre mis favoritos están esa disfrutable novela de Mario Vargas Llosa que lleva como título Elogio de la Madrastra, que yo podría considerar como una oda al erotismo, aunque claro, debido a que aún no he leído lo suficiente, tal vez más de alguno pueda refutar mi opinión. Entre otros textos he leído también al buen amigo Cesar López Cuadras, autor del best-seller que es Macho profundo. Coincido con él (o con el autor que cita) en estas líneas: “un texto erótico [...] es aquel que cuando lo lees provoca que el camote se te ponga como la macana del sereno, que el aceitito corra y la temperatura ascienda a niveles de fiebre palúdica.” Salud por eso.
A lo que voy con todo esto es que hoy tuve una iluminación la cual ignoro si ya la tuvo alguien más. La comparto con todos solamente por no dejarla pasar de largo. Estaba hoy en ese increíble espacio que es el taller de Luis Vicente de Aguinaga, analizando un soneto de Garcilaso de la Vega, cuando al leer el primer terceto del mismo llegue a la conclusión de que muchas veces el discurso del amor y del sexo suele ir de la mano con el de la violencia:
Sabed qu’en mi perfeta edad y armado,
con mis ojos abiertos, m’he rendido
al niño que sabéis, ciego y desnudo.
Es claro que esta conclusión no vino por obra del espíritu santo. Entre todos los compañeros del taller surgieron las ideas. Garcilaso, quien además de poeta fue militar, se menciona rendido ante Cupido pese a sus armas, eso sin mencionar la perfecta edad que menciona Dante en la Divina comedia. Salud, y a chingar a su madre la diferencia entre pornografía y erotismo (López Cuadras dixit).
Amor, sexo y... ¿Violencia?
Como buen lector que me considero, abierto a leer cualquier cosa que tenga los requerimientos mínimos de calidad en escala de valores yonisiaca, es obvio que jamás me he negado a la lectura de literatura erótica. Sin el afán de querer discutir entre qué es pornográfico y qué erótico, será aquí punto de acuerdo que el relato erótico hablará de sexo, ya sea de forma velada o descarada.
Así, entre mis favoritos están esa disfrutable novela de Mario Vargas Llosa que lleva como título Elogio de la Madrastra, que yo podría considerar como una oda al erotismo, aunque claro, debido a que aún no he leído lo suficiente, tal vez más de alguno pueda refutar mi opinión. Entre otros textos he leído también al buen amigo Cesar López Cuadras, autor del best-seller que es Macho profundo. Coincido con él (o con el autor que cita) en estas líneas: “un texto erótico [...] es aquel que cuando lo lees provoca que el camote se te ponga como la macana del sereno, que el aceitito corra y la temperatura ascienda a niveles de fiebre palúdica.” Salud por eso.
A lo que voy con todo esto es que hoy tuve una iluminación la cual ignoro si ya la tuvo alguien más. La comparto con todos solamente por no dejarla pasar de largo. Estaba hoy en ese increíble espacio que es el taller de Luis Vicente de Aguinaga, analizando un soneto de Garcilaso de la Vega, cuando al leer el primer terceto del mismo llegue a la conclusión de que muchas veces el discurso del amor y del sexo suele ir de la mano con el de la violencia:
Sabed qu’en mi perfeta edad y armado,
con mis ojos abiertos, m’he rendido
al niño que sabéis, ciego y desnudo.
Es claro que esta conclusión no vino por obra del espíritu santo. Entre todos los compañeros del taller surgieron las ideas. Garcilaso, quien además de poeta fue militar, se menciona rendido ante Cupido pese a sus armas, eso sin mencionar la perfecta edad que menciona Dante en la Divina comedia. Salud, y a chingar a su madre la diferencia entre pornografía y erotismo (López Cuadras dixit).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario